PVM - Rodrigo Balbin Behrmann (sin año) Los cazadores de la Cantabria glacial y su expresión gráfica
Rodrigo Balbin Behrmann (sin año)
Los cazadores de la Cantabria glacial y su expresión
gráfica
La actual Cantabria posee un
territorio calizo en su mayoría y posee en consecuencia una
acumulación de yacimientos en cueva superior a las demás zonas.
Ahora sabemos que las
representaciones artísticas del paleolítico se podrían realizar en
cualquier sitio, y que la cueva seria una posibilidad mas,
probablemente mas conservada y a lo mejor excepcional dentro del
comportamiento habitual de la gente.
Cantabria tuvo el privilegio de
ser la primera región donde se identificó el arte paleolítico.
Algo de concepto
Las manifestaciones gráficas o
plásticas tienen un significado muy diferente dentro de cada grupo.
El arte paleolítico conserva
siempre su identidad. Durante el gravetiense o el magdaleniense lo
que se graba o pinta responde a los mismos conceptos, aquí y en los
Urales.
Aquí y en los Urales, los
protagonistas del arte son determinadas figuras, animales al menos en
la mitad de las ocasiones, que se repiten hasta la saciedad con
estilos semejantes y convenciones. La repetición de un número
limitado de signos, animales o no, que cambian de situación y
relación dentro de los paneles y que permanecen inmutables en su
individualidad a lo largo del tiempo.
El artista representaba lo que su
grupo reconocía y admitía.
El centro cantábrico posee
rasgos originales: las líneas tamponadas, discontinuas y
aparentemente aplicadas con algo semejante a un tampón húmedo, o
los signos rectangulares compartimentados (estilo III de
Leroi-Gourhan o solutrense-magdaleniense). Se destaca una
personalidad que los hace diferenciables como versión regional y a
lo mejor grupal.
El mundo circundante
Los signos son una arbitrariedad
gráfica que los grupos hacen para entenderse. Un signo es una
abstracción que vale para llenar de contenido un elemento
ideológico. Un signo se puede hacer a partir de cualquier objeto,
sea planta, animal, cosa o humano, y todas esas posibilidades salvo
la vegetal existen en el arte paleolítico. Su contenido debe seguir
siendo una abstracción, y la ligazón entre significado y
significante deberá seguir siendo fundamentalmente arbitraria.
El proceso de abstracción
requiere un punto de partida que puede perfectamente existir en la
realidad, observada o pensada. No se representa lo que se desconoce,
ni se abstrae sobre la nada.
Un cincuenta por ciento de las
representaciones son animales, estos nos hablan de un clima frío,
donde aun no existe la domesticación.
Los animales representados son
signos a los que se otorga un valor arbitrario, que depende de
conceptos culturales elaborados que se transmiten dentro de un grupo
por tradición y que seguramente duran mucho tiempo. No son fotos
fijas del medio ambiente en cada momento, sino símbolos que usa el
grupo para transmitirnos ideas, hechos o realidades.
Las teorías del siglo XX
entendían que se representaba aquello que se consumía. Pero el
hecho es que las figuras representadas en el interior de las cuevas
no representan los mismos animales que se comen en su hábitat.
¿Y qué pasa con el otro
cincuenta por ciento de las representaciones? Estas son llamadas
signos, por no parecerse a ningún objeto real.
Si signo es todo aquello de lo
que se desconoce su significado, todo lo que se representa son
signos. Si es todo aquello que posee una figura descriptible y un
posible significado, todo lo que hay en el arte paleolítico son
signos (unos poseen cuerpo animal y humano reconocible y otros no).
En el magdaleniense los sistemas
de representación animal son de una gran semejanza a lo largo de
todo el norte, los arquetipos son los mismos, con variaciones de
composición que no anulan esa versión común y casi universal.
Lo secreto y lo público
Solo se realizarían obras de
arte en el interior oscuro de lo desconocido y misterioso,
incomprensibles para el común como si se tratara de un dogma
católico (cuevas=santuarios; obras artísticas=objeto de culto).
El arte de las paredes era
solemne y monumental, y el de los objeto de menor mota y condición
mas cotidiana, probablemente, un ensayo de lo que mas tarde se
plasmaría de verdad en las paredes.
Raphael Laming y Leroi Gourhan
elaboran el concepto de santuario exterior, contrapuesto al interior.
Ambos con el mismo significado y con un camino progresivo de
interiorización-exteriorización, que en el caso de Leroi Gourhan
significaría también evolución temporal. El papel del arte mueble,
de los objetos decorados, había ganado en importancia y se situaba
al mismo nivel significativo que las paredes decoradas.
Pero a partir del año 1981, se
reconoció la existencia de arte paleolítico absolutamente exterior;
hemos llegado a proponer que la excepción dentro del arte
paleolítico son las cuevas y que la mayor parte de lo artístico se
encontraría en lugares visibles, junto a los ríos, en las montañas,
etc.
El arte al aire libre venia a
derribar las bases del concepto de santuario. Una parte muy
importante de las manifestaciones gráficas, se encuentran cerca del
exterior iluminado y lo que aun es más importante, junto al lugar de
habitación, donde se come, duerme, cose, talla, defeca.
Arte mueble y arte rupestre
Breuil separó estos dos
conceptos y Leroi-Gourhan los unió aún más, sobre todo bajo el
punto de vista cronológico, pero también significativo.
Ambos representan lo mismo, pero
no de la misma manera. Aunque uno y otro se relacionan íntimamente
hasta el punto de existir figuras prácticamente iguales.
El arte mueble significa
seguramente lo mismo que el arte rupestre y se realiza en los mismos
lugares, y es tan interior o exterior como este.
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