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DID G - Tiramonti, “La escuela media en debate” 2


  1. Inés Dussel: La escuela media y la producción de la desigualdad: continuidades y rupturas.
El sistema educativo argentino es heredero de un ethos igualitario que formuló, entre otros, Sarmiento, y que postula que todos los ciudadanos merecen una educación común, gratuita y laica, como vía privilegiada para el ascenso social.
El ethos igualitarista aparece jaqueado en muchas escenas escolares, en las que el imperativo de incluir a todos parece llevarse muy mal con las posibilidades concretas de hacerlo. La tensión entre la pretensión republicana y a capacidad efectiva de realización de ese ideal es procesada de maneras muy diferentes en las escuelas, y genera un creciente malestar entre los docentes.
La extensión de este ethos igualitario parece poner fuera del sistema escolar la producción y reproducción de la desigualdad, como si en las escuelas no se pudiera hacer otra cosa que la que se hace con aquello que reciben.
Los debates conceptuales sobre la desigualdad y la escuela
Algunas discusiones recientes sobre la desigualdad en las sociedades contemporáneas:
  1. Se enfatiza que la desigualdad no es un atributo de algunos grupos, sino un concepto relacional. Charles Tilly: la desigualdad no es un estado definido de una vez y para siempre, sino que está constituida por relaciones perdurables y fuertes que se establecen entre sujetos y que abarcan diferentes ámbitos. La noción de perdurabilidad de esos vínculos lo lleva a sostener la idea de una desigualdad persistente, que necesita vínculos de mutua conexión e intereacción para sostenerse. No es por desconocimiento que actúa en forma diferente con “los desiguales”, sino por el reforzamiento y la reiteración de dinámicas o mecanismos sociales excluyentes.
  2. Si se acentúa el carácter relacional, la cuestión de la desigualdad pasa a ser un problema del conjunto de la sociedad, y no solamente la frontera que demarca a los incluidos de los excluidos. Es un problema político y social que está en el corazón de las instituciones y de las subjetividades. Hirschman: la gente tolera una inequidad creciente en condiciones particulares que no son siempre predecibles, habría que buscar formas de contabilizar las esperanzas y los sentimientos en las ecuaciones económicas.
  3. Hay una identificación de “nuevas” formas de desigualdad que exceden a lo estrictamente económico o el acceso a bienes materiales o culturales. Fitoussi y Rosanvallon: hablan de desigualdades estructurales y desigualdades dinámicas, y sostienen la necesidad de atender al repertorio variado de desigualdades que definen trayectorias completamente diferentes para individuos que pueden estar en un mismo quintil de ingresos.
¿Cómo pensar hoy la desigualdad educativa con algunas de estas herramientas?
En primer lugar, pensar la desigualdad implica revisar las posiciones universalistas que sostuvieron que la mejor manera de igualar era negar, o poner entre paréntesis, las diferencias sociales. Pese a la retórica y al “ethos” igualitario, el sistema educativo argentino sostuvo formas de integración escolar diferenciada que perpetuaban las disparidades sociales. Más allá del mito igualitarista, la escuela produjo desigualdades importantes. Por otro lado, la escuela contribuyó a establecer jerarquías y a aprender sobre las distancias sociales entre distintos sectores.
En segundo lugar, también hay que someter a crítica la respuesta a estas políticas universalistas, que fue lo que dio origen a la emergencia de las políticas compensatorias llevadas adelante en los últimos quince años. Dichas políticas rompían de hecho con la retórica y el horizonte igualitario. En la formulación de estas políticas focalizadas no se consideraron las condiciones institucionales y sociales que producen la exclusión ni se propusieron exceder la forma de la caridad prepolítica o el clientelismo político. Se siguió pensando la desigualdad y atacándola prácticamente en términos sólo económicos o bien de acceso simple y llano a la cultura, una cultura que no se criticaba en su estructuración legitimante de desigualdades estructurales sociales.
En tercer lugar, creemos importante introducir algunos elementos de análisis de la política y la sociología educativa que señalan los efectos del crecimiento impresionante de la matrícula escolar. En los últimos quince años se produjo una expansión de la matrícula muy significativa, sobre todo en el nivel medio, si bien se mantuvieron muy altas las tasas de abandono y repitencia escolares. Se ven allí los cruces entre desigualdades viejas (las socioeconómicas) y las nuevas (territoriales, de inserción laboral, acceso a ciertos servicios), que hace que dentro de los mismos sectores haya grupos más incluidos y otros más excluidos.
Del colegio de elite a la media masiva: las transformaciones del nviel secundario y las nuevas producciones de la desigualdad
Un aspecto central por considerar cuando analizamos la relación entre desigualdad y escuela media es la historia del nivel secundario. Entre los elementos que perduraron pueden destacarse:
  • La organización centralizada del nivel.
  • El currículum humanista enciclopédico como puntal de la jerarquía de saberes que establecía la escuela.
  • La organización de aulas, rituales y disciplina escolar que seguía formas rígidas, centradas en los adultos y pensadas para la formación de la elite.
  • La estructura de horarios y recreos que perpetuaba la fragmentación del saber y la desarticulación de la propuesta formativa en pequeños gajos.
  • Sensación de pertenecer a un grupo definido y selecto.
Esta noción de educar para la distinción y la jerarquía social se mantuvo presente, aun cuando las aulas se poblaron de alumnos que no pertenecían ya a la elite, y cuando las formas de distinguirse y de relacionarse habían cambiado profundamente.
¿Cuánto de esta matriz sigue vigente y cuánto se ha transformado? Aunque algunas escuelas siguen aferradas a ciertos rituales y pautas disciplinarias rígidas, no se percibe, por lo general, que la escuela sea sentida como una institución carcelaria, ni que las autoridades o los horarios sean totalmente inflexibles. Al mismo tiempo, hay que destacar que sí se mantienen algunas características, como la organización curricular enciclopédica y fragmentaria o una estructura institucional que parece poco adecuada para las tareas que hoy toca resolver. Quizás es este desfasaje entre organización institucional y curricular, por un lado, y formas de relación, de autoridad y horizontes de expectativa, por otro, lo que causa más problemas y le da más complejidad a la escuela media actual.







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