Americana 2 - Killion & Urcid El legado olmeca: continuidad cultural y cambio en las tierras bajas de la costa del Golfo meridional de México
Practico 4
TEMA
V: De
la sociedad igualitaria a la complejización social
El
legado olmeca: continuidad cultural y cambio en las tierras bajas de
la costa del Golfo meridional de México – Killion & Urcid
Resumen
La
investigación arqueológica en las tierras bajas del Golfo
meridional de México se ha enfocado en los logros notables del
Período Formativo Olmeca. Sin embargo, con pocas excepciones, los
espectaculares desarrollos culturales tempranos en la región no han
sido bien articulados con patrones locales de continuidad cultural y
cambio durante las épocas subsecuentes Clásica y Posclásica. La
investigación en la región de Hueyapan de Veracruz en las tierras
bajas del Golfo meridional de México proporciona nueva información
para examinar el legado olmeca en esta importante región y una
imagen más clara de los temas que tienen que ver con cronología,
patrones de asentamiento, economía y organización política que
deben examinarse en el futuro. La investigación aquí descrita
construye un fundamento para comparar los desarrollos
político-económicos de esta parte de las tierras bajas
prehispánicas con otras regiones de la antigua Mesoamérica.
Introducción
Desastres
naturales, degradación agrícola, conflicto social y tumulto
político, solos o en concierto, generalmente yacen en el centro de
los debates sobre las causas y consecuencias del colapso cultural.
Estos factores generan crisis y desencadenan un cambio súbito. Pero
nuestra preocupación con el colapso tiende a pasar por alto
tendencias más profundas de continuidad y un reconocimiento más
amplio de las graduales transformaciones culturales que también se
desenvolvieron en el pasado. Las percepciones del fallo cultural son
limitadas por una comprensión imperfecta de su ritmo y causas, el
mayor contexto regional de las sociedades involucradas, y factores
históricos únicos que contribuyen al declive. Los asentamientos
fueron abandonados pero, también, los límites culturales fueron
redefinidos, las entidades políticas reorganizadas, y las economías
renovadas. Los sistemas regionales de integración cultural dejaron
de operar pero sus estructuras socioeconómicas subyacentes fueron
reintegradas de acuerdo con nuevos principios que enfatizan
diferentes localidades dentro de la misma región. Ampliar el enfoque
geográfico y temporal bajo consideración difumina la finalidad del
colapso a una ubicación y enfatiza la continuidad de las tradiciones
culturales dentro de las regiones.
Los
relatos existentes sobre la civilización olmeca, una de las primeras
sociedades complejas de Mesoamérica, nos dicen que esta cultura se
desarrolló en las tierras bajas del Golfo meridional de México
hacia el final del segundo milenio AC, persistió por unos 800 años
y desapareció, parecería, hacia 400 AC. Una vez conocida como la
“cultura madre” de Mesoamérica debido a su percibida influencia
sobre grupos posteriores a través de gran parte de Mesoamérica, los
olmecas de la Costa del Golfo son ahora recordados como una de varias
sociedades complejas tempranas que se desarrollaron simultáneamente
durante el Formativo Temprano, entre 1500 y 900 AC. Sin embargo,
entre sus contemporáneos los olmecas eran los maestros indiscutidos
de la talla de piedra temprana. Produjeron esculturas en varias
formas. Estos monumentos distinguen a los olmecas de otras sociedades
complejas tempranas del período Formativo y los establecen como una
de las culturas fundadoras de la civilización mesoamericana
temprana. Sin embargo, el cese de esta tradición escultórica
distintiva ha contribuido a la noción convencional del colapso
olmeca. Moderamos la desaparición de esta espectacular tradición de
talla de piedra con una perspectiva que enfatiza el desarrollo
cultural a largo plazo, una tradición distintiva de las tierras
bajas de asentamiento agrícola, y episodios de integración
sociopolítica que persistieron en diferentes formas en la Costa del
Golfo de México hasta la llegada catastrófica de los europeos al
final del siglo XV. Presentamos los resultados de un estudio
arqueológico reciente en el lado SO de las Montañas Tuxtlas como
una base para reexaminar el legado olmeca y los patrones a largo
plazo de continuidad cultural y cambio en esta región crítica de la
Mesoamérica prehispánica.
El
Proyecto Arqueológico Hueyapan
Esta
sección transversal ecológicamente diversa de las tierras bajas
tropicales de Mesoamérica proporciona una oportunidad para
documentar variación de asentamiento a través de la interdigitación
de ambientes de tierras altas y de baja altitud.
La
cerámica de las colecciones de superficie proporciona, como mucho,
sólo una medida aproximada de los niveles poblacionales. Usando los
porcentajes relativos de tipos de cerámica definidos en las Tuxtlas
y en otra parte en las tierras bajas del Golfo como un índice
preliminar, nuestras colecciones artefactuales demuestran que la
densidad de asentamiento en la región de Hueyapan creció más de
una vez entre 1500 AC y 1500 DC. Sospechamos que los declives
observados durante el Clásico Temprano y Posclásico son artefactos
de tipología cerámica que empleamos, lo que necesita una gran
cantidad de refinamiento cronológico. A pesar de esta limitación,
esta información parece indicar un registro de crecimiento global
del asentamiento a través de la mayoría de los períodos de la
historia de Mesoamérica.
El
pequeño pero estable incremento en la evidencia de asentamientos
durante el período Formativo (1500 AC – 200 DC) podría ser
primero relacionado con la importancia del área como un locus para
la producción de monumentos olmecas y luego como una zona de
expansión agrícola. Entre alrededor de 1000 y 400 AC, la evidencia
de asentamientos agrícolas y centros asociados con arquitectura
monumental sugiere que el área de Hueyapan alcanzó su máximo
prehispánico de asentamiento. Las tierras bajas del Golfo tenían
niveles poblacionales equitativos justo antes de la conquista
española. Las poblaciones nativas americanas, desde el centro de
Veracruz hasta Tabasco, fueron drásticamente reducidas por
enfermedad y otras causas en el siglo XVI durante el contacto
europeo.
La
existencia de impresionantes lahares sugiere fuertemente que los
primeros talladores de piedra olmecas del área no necesitaban ir a
la cantera para conseguir grandes peñascos en una sola localidad
sino que simplemente arrastraban su material desde terrenos
pedregosos. La ubicuidad de los peñascos a través de gran parte de
los paisajes de piedemonte y montaña, en asociación con
asentamientos de todos los períodos de tiempo, también sugiere que
los recursos de basalto eran explotados continuamente.
Formativo
de Hueyapan: desde las fuentes de basalto hasta la economía de
prestigio olmeca
La
evidencia más temprana de ocupación humana en el área de Hueyapan
data del Formativo Temprano (1500-900 AC). La orientación económica
de esta gente estaba claramente atada a los cursos del río y áreas
que parte del año se inundaban en gran parte. Quizá una dinámica
temprana de asentamiento de tierras bajas era la comunicación y el
transporte transmitidos por el río. Los cursos del río y las áreas
inundadas de las tierras bajas del Golfo meridional también
proporcionan claramente altas concentraciones de recursos silvestres
para complementar la producción jardinera por horticultores de
tierras bajas.
En algún
momento durante la época posterior del Formativo Temprano y Medio
(1250-400 AC) el área de Hueyapan se había rellenado con muchos más
asentamientos. Encontramos numerosas localidades donde se depositaron
tipos de cerámica formativa estilísticamente olmecas y más
generales mucho más lejos de los cursos del río y las principales
uniones tributarias que en anteriores momentos. Estos tipos
corresponden estrechamente con los materiales en el complejo cerámico
olmeca en San Lorenzo.
La
presencia de estos tipos en contextos ligeramente altos, bien lejos
del alto contorno de inundación estacional, puede deberse a los
diferentes procesos de colonización. El cambio de asentamiento
observado en el Formativo Medio de las Tuxtlas, atribuido a la
reubicación poblacional que siguió a las erupciones volcánicas,
puede ser uno de ellos. Otro pudo haber sido el establecimiento de
asentamiento en el piedemonte de las Montañas Tuxtlas y la expansión
espacial de la agricultura temprana de maíz lejos de los diques de
ribera. Estas nuevas ubicaciones también pueden indicar la confianza
en los lahares de Hueyapan para piedra destinada al transporte hacia
centros pobres en basalto a lo largo de los cursos del río. Puesto
que la talla de piedra puede haber sido ubicua a través de gran
parte de este paisaje en la mayoría de los períodos en el pasado,
puede entonces ser factible relacionar concluyentemente el incremento
del asentamiento en el piedemonte de Hueyapan con el trabajo de la
piedra en Llano del Jícaro o con la configuración de los monumentos
olmecas en los centros cercanos de Laguna de los Cerros y su interior
inmediato.
Hubo un
doble aumento en la frecuencia de material durante los tiempos del
Formativo Tardío (300 AC – 200 DC) sobre las colecciones con
materiales del Formativo Medio. Los habitantes locales pueden haber
incrementado sus números en un terreno más alto en este momento,
rompiendo con el enfoque anterior en asentamientos ribereños, como
es evidenciado por las colecciones cerámicas recuperadas de todas
partes del paisaje de Hueyapan. En este momento puede haber habido al
menos tres asentamientos de mayor tamaño en el área de estudio. En
Papayal-Chacalapan encontramos evidencia probable de producciones
cerámicas a mayor escala. Parece como si el sitio de Papayal, dentro
de la mayor área de asentamiento del Formativo Tardío de
Chacalapan, pudiera haber estado produciendo cerámica estandarizada
para distribución local si no regional. Como tal, Papayal puede ser
uno de los ejemplos más tempranos de manufactura de cerámica
especializada identificada hasta ahora en las tierras bajas de
Mesoamérica. Alternativamente, el sitio puede representar un
contexto donde se llevaban a cabo otras conductas relacionadas con
las dos formas de recipientes en un alto nivel de intensidad.
Período
Clásico de Hueyapan: incrementando la escala de integración
político-económica
La parte
del Clásico Temprano de la historia del asentamiento de Hueyapan y
la cronología cerámica es tanto llamativa como inesperada.
Parecería que el área fue en gran parte abandonada a partir de
alrededor de 200 AC – 400. Es todavía posible que el área pueda
haber sido temporalmente abandonada por razones desconocidas hasta
ahora. Sin embargo, el crecimiento dramático subsiguiente en el
asentamiento del Clásico Medio y Tardío vuelve improbable el
abandono en el final del Formativo.
El
asentamiento del período Clásico en el área de Hueyapan es
relativamente continuo y no particularmente centrado en un sitio. La
densidad global de asentamiento sugiere niveles relativamente latos
de población para las tierras bajas de Mesoamérica e implica un
paisaje agrícola intensamente cultivado y densamente establecido.
El
complejo “normativo” de edificios de plazas largas se repite,
variando en escala y complejidad, en contextos aluviales, de
piedemonte y de montaña a través del área de Hueyapan. Las
diferencias en tamaño y volumen de construcción en los grupos de
plazas sugieren al menos una jerarquía de tres niveles en el área
de estudio.
La
configuración arquitectónica puede representar los nodos en una red
local de estados de elite integrados por relaciones hereditarias,
ceremoniales y políticas. Estas unidades, que comparten una mezcla
de funciones residenciales, administrativas y ceremoniales pudieron
haber estado vinculadas por una ideología compartida de gobernación
manifestada en un patrón redundante de arquitectura monumental. Los
complejos de plazas largas de Hueyapan también pudieron haber sido
parte de un sistema mucho mayor de asentamientos que exhibían el
patrón en el valle del Río San Juan y gran parte del sur de
Veracruz en una entidad política aún sin nombre durante los tiempos
del Clásico Medio y Tardío. Los modelos existentes de la
organización político-económica de las tierras bajas del Golfo
meridional asumen que el crecimiento del período Clásico fue
estimulado ya sea por influencias exógenas o por factores en gran
parte locales. Además, el tamaño de la entidad política del
Período Clásico ha sido especialmente difícil de determinar en las
tierras bajas del Golfo meridional. Algunas apreciaciones han
invocado el determinismo ambiental, siguiendo un modelo de las
tierras bajas mayas, e imaginado un paisaje político altamente
segmentado hecho a partir de numerosas unidades pequeñas que
competían por tierra cultivable y otros recursos.
La
economía política local de Hueyapan puede haber continuado
diversificándose a través del Período Clásico edificando sobre el
trabajo de la piedra y la producción cerámica tradiciones
establecidas durante el Formativo. La dispersa pero densa
distribución del sistema de asentamiento en el Clásico Medio y
Tardío de Hueyapan sugiere una economía agrícolamente orientada.
Durante estos tiempos emergió un llamativo rasgo de asentamiento en
las tierras altas pedregosas de los sectores de piedemonte y montaña
de Hueyapan. Alrededor de los complejos de plazas o adyacentes a
estructuras de montículos solitarios y grupos arquitectónicos
menores hay grandes áreas que contienen cimientos de piedra relictos
de tamaño variado.
Hueyapan
durante el Posclásico Tardío: ¿integración dentro de una economía
imperial lejana?
Hemos
encontrado sólo dos diagnósticos cerámicos del Posclásico
Temprano (Tres Picos Esgrafiado y Falso Plumbato). El área de
estudio habría sido casi completamente abandonada hacia 1000 AC.
Hubo un hiato en el Posclásico temprano. La falta de diagnósticos
cerámicos identificados podría tener que ver con el conservatismo
en las cerámicas del Clásico Temprano o resultar de una escasez de
conjuntos datados en el Posclásico.
Hacia el
siglo XV el imperio de la Triple Alianza, formado en la Cuenca de
México, había empezado un proceso de expansión que integraba
regiones distantes en varias partes de Mesoamérica. Una de éstas,
la provincia de Tochtepec, estaba centrada en el drenaje medio del
Río Papaloapan inmediatamente al oeste de Hueyapan.
Si
nuestra comprensión es correcta respecto de los reclamos de tributo
de la Triple Alianza sobre lo que era una parte ambientalmente
diversa y aparentemente rica de la provincia de Tochteped, uno
esperaría niveles equitativos de población y excedentes económicos
en loa región durante el Posclásico Tardío. Sin embargo, la
información arqueológica actual de Hueyapan y las Tuxtlas están en
desacuerdo con los documentos etnohistóricos que también apuntan a
niveles poblacionales razonables en las tierras bajas del Golfo
meridional en la víspera de la conquista española.
Recientemente
se ha dedicado mucho esfuerzo a definir firmas arqueológicas del
imperialismo mexicano, incluyendo el uso de símbolos incrustados en
la cultura material. Las convenciones escultóricas también se han
usado para evaluar la presencia imperial en provincias periféricas.
El culto de la guerra se centró alrededor del desollado de las
víctimas sacrificiales, y el uso de la piel desollada tiene raíces
clásicas sino formativas en las tierras bajas del Golfo. Las
esculturas de piedra de Santa Rosa abren la posibilidad de que los
mexicas hayan encargado a los artistas locales esculpir artículos
que fueron luego intercambiados como dones con señores nativos. Tal
estrategia pudo haber sido un primer paso en su búsqueda de control
de las planicies aluviales del Río San Juan para obtener acceso,
entre otras mercancías, al algodón o mantas tejidas.
Discusión
La
investigación realizada en el área de Hueyapan, vista junto con la
información de áreas cercanas, proporciona los fundamentos para un
número de comentarios provisionales sobre el desarrollo cultural y
la larga historia de la civilización mesoamericana en las tierras
bajas del Golfo meridional. Los olmecas arqueológicos fueron
precedidos en las tierras bajas de Mesoamérica por algunas culturas
estrechamente relacionadas que ocupaban la costa pacífica del Istmo
de Tehuantepec así como también por sociedades aldeanas anteriores
en las mismas tierras bajas del Golfo. Entre alrededor de 1200 y 400
AC los valles fluviales estacionalmente inundados del sur de Veracruz
y Tabasco se volvieron uno de los foci más importantes de
crecimiento poblacional y desarrollo social complejo en cualquier
lugar de las tierras bajas, llevando al establecimiento de grandes
centros a lo largo de los drenajes de Coatzacoalcos y Tonala.
Estos
asentamientos tempranos pronto adquirieron las marcas de
planificación urbana con orientaciones regulares de sitio y
construcciones a gran escala. Los pueblos olmecas exhibieron extensos
terraplenes y otra arquitectura monumental que alojaba a una naciente
nobleza, proporcionaba el escenario para el ceremonialismo de elite,
canalizaba el comercio y las comunicaciones, y contaba con una
población significativa que legaba a los miles. Estos pueblos eran
apoyados por grandes áreas de asentamiento. Las construcciones
masivas, los objetos importados ejecutados en materiales exóticos, y
el basalto para las colosales esculturas en piedra obtenidas en las
Montañas Tuxtlas proveen evidencia de una economía política
temprana que integraba poblaciones formativas locales y muy
distantes.
Una
reordenación tal de la población y el asentamiento es evidente
cuando la información regional del área alrededor de San Lorenzo en
las tierras bajas orientales es comparada con los resultados del
Estudio Arqueológico de Hueyapan en el oeste. La ocupación se
redujo a una fracción de su nivel anterior hacia el final del
Formativo. A través del Clásico Temprano y Medio la evidencia de
asentamiento en el este sigue siendo despreciable. La población no
parece recuperarse hasta los tiempos del Clásico Tardío y el
Posclásico – prácticamente un milenio de abandono relativo a
otras partes de las tierras bajas de Mesoamérica. Este patrón
temporal parece señalar el final de una anterior florescencia en las
tierras de baja altitud del este y anuncia una reintegración
político-económica sostenida de sociedades cuesta arriba y hacia el
oeste. Cualquier énfasis diferencial en la producción de algodón
desde tiempos del Formativo hasta el Clásico entre el sur y
centro-sur de Veracruz puede estar quizá relacionado, entre otros
factores, con el cambio en patrones de asentamiento regional.
El legado
olmeca del período Clásico sobre los valles fluviales y tierras
altas de las Tuxtlas occidentales puede haber destacado un paisaje
enlazado por una red de estados de elite centrados en grupos formales
de arquitectura monumental que llamamos los “complejos de plazas
largas”. Más estudio de esta forma arquitectónica tanto dentro
del área de estudio de Hueyapan como más allá debería ayudar a
definir mejor la escala y configuración del asentamiento en la
región, y será crítico para entender la organización
político-económica del período Clásico en las tierras bajas del
Golfo meridional. La especialización local en el trabajo de la
piedra en basalto y la manufactura cerámica establecida durante el
Formativo puede haber sido incrementada por la especialización
agrícola para intercambio local, tributo o exportación hacia los
tiempos del período Clásico Tardío. Las extensas áreas con
estructuras circulares de piedra detectadas podrían constituir un
componente de un sistema de agricultura intensiva de tierras bajas
similar al reconocido mosaico de técnicas agrícolas empleado por
los agricultores del Período Clásico todo a lo largo de las tierras
bajas urbanas de Mesoamérica.
Conclusión
Los
olmecas de la Costa del Golfo, magníficos talladores de piedra.
Constructores de pueblos, y comerciantes de materiales exóticos de
todo a lo largo de Mesoamérica, parecen en gran parte disociados de
posteriores culturas en la región. Esta perspectiva deriva
principalmente del previo énfasis en los notables logros de la gente
del Formativo Temprano y Medio que vivía en o cerca de San Lorenzo y
La Venta. En algún momento luego de 500 AC los pueblos fluviales con
sus aldeas satélites y caseríos circundantes fueron en gran parte
abandonados y las masivas esculturas de basalto dejaron de hacerse.
Con la
excepción de una “tradición epi-olmeca” en Tres Zapotes, es
sólo con la aparición de las “influencias” teotihuacanas en las
Tuxtlas centrales, unos mil años después de la “caída” de La
Venta, que los eruditos recombinan las amenazas de la historia de la
Costa del Golfo meridional dentro de una fábrica relativamente
coherente. El período Posclásico sigue siendo en conjunto una
brecha conspicua. Mientras que estos ampliamente reconocidos
horizontes Olmeca y Teotihuacan han sido de importancia principal en
la historia mesoamericana, los desarrollos locales y las
continuidades culturales son a menudo ocultados bajo su considerable
sombra.
La
historia de Hueyapan está compuesta por mareas opuestas de
continuidad y discontinuidad. Como tal, la corriente de continuidad
puede ser más un factor en la historia de la Costa del Golfo
meridional que lo generalmente imaginado.
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