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Argentina - Podgorny, I. El sendero del tiempo y de las causas accidentales. Los espacios de la prehistoria en la Argentina, 1850-1910. Prehistoria, Rosario. Cap 4, pp 107-128, cap 5, pp 129-150 y cap 9, pp 227-258.



Capítulo IV: Los inicios de la antigüedad del hombre en Buenos Aires
Las Pampas y La Patagonia por siglos contuvieron la posibilidad de una raza gigantesca. En el siglo XIX se extraen fósiles gigantes. Su edad despertó una controversia duradera. La aceptación del “hombre cuaternario de las pampas”, contemporánea a esa fauna,… azarosa.
Resistencia mayor en América del Norte. W.H. Holmes se opone a establecer en el nuevo mundo periodos arqueológicos paralelos a los tecnológicos de Europa, y niega la existencia de un hombre paleolítico en el continente.
El francés Boule estudia los instrumentos americanos y dice que las formas son muy similares a los del paleolítico europeo. Se diferencian por la naturaleza de la roca.
Visita un yacimiento en Delaware y dice que la topografía y estratigrafía es similar a la de Francia. No duda que tuvieran fauna fósil, del pleistoceno, con instrumentos cuaternarios, paleolíticos.
Los franceses aceptan la antigüedad de los hallazgos sudamericanos, y la búsqueda del origen del hombre aquí.
En argentina, el interés por la arqueología prehistórica no puede separarse de la formación de colecciones paleontológicas, y el debate por la antigüedad de la formación Pampeana.
Primeras colecciones prehistóricas argentinas son de fines de 1850: a partir de hallazgos de Boucher de Perthes, los buscadores de fósiles encuentran vestigios que generan polémica por la edad y autenticidad.
Antigüedad del hombre sudamericano momento de esplendor en 1870 y ppio de 1880.
Pero la paleontología de mamíferos fue importante hasta 1910, cuando la posibilidad del hombre terciario empieza a ser agitada por Ameghino.
Problema de los cultores locales de la antropología, paleontología y arqueología prehistórica: unir en una misma clasificación los vestigios de la posible existencia de una humanidad cuyos restos concretos (los huesos de los individuos) no aparecían, o no aparecían junto a los restos de vida cotidiana, del arte y cultura.


la antigüedad del hombre” se instalo como tema en la sociedad científica porteña a mitad del siglo XIX. Antes: Pedro de Angelis (1840) transacciones fosilíferas privadas. No genera mayores emprendimientos hasta 1864 cuando Burmeister, director del Museo Público de Bs As, comenta que junto a los animales antediluvianos habría habido hombres antediluvianos.
Burmeister distingue entre hechos probados y “vanas hipótesis” (las de Huxley). Ósea, que la remota antigüedad del hombre era un argumento acreditado científicamente, pero no lo era la idea de que el hombre no es otra cosa que la prole del mono, es decir, la aplicación al hombre de la teoría de Darwin.
En Patagonia, en el Plata y en el antiguo Tucumán, aparecen “reliquias de insignificante apariencia y de despreciable exterior” (Zeballos), que merecieron atención.
Entre las colecciones de fósiles de las Pampas vendidas por Francois Séguin al museo de parís, aparecen huesos humanos, asociados a especies extintas.


El confitero y el ingeniero de minas de Auvernia
Séguin trabajaba de confitero en Francia e Italia, después va a Brasil, y después a Buenos Aires en 1843. Para 1853 (caída de Rosas) se retira, con una pequeña fortuna, y comienza a comprar y vender propiedades y fósiles. Conoce a alguien del lugar de donde era, el arquitecto Pierre-Joseph-Auguste Bravard.
A Bravard le gustaba la geología y la observación de campo. Es bueno examinando estratos, restos animales, etc. Trabaja en minas, estudia rocas y terreno, y restos de vertebrados fósiles. Compite y colabora con otros coleccionistas (Abate Croizer, Jobert, etc.) para armar colecciones, catálogos, y vender a establecimientos públicos o coleccionistas privados. Es un doble sistema: circuito mercantil y el circuito científico. Fines de 1820 Bravard se traslada a Paris. Ayuda a recolectar datos para los sabios del museo. Su matrimonio en 1835 salva su futuro como naturalista. Es uno de los muchos amateurs que con recursos familiares o de su ocupación principal, invierten parte de su tiempo y dinero en la donación de colecciones. Su mujer (Emma Bravard) también se interesa por los fósiles. Con la comuna de 1848, rompe relaciones con el museo. Decide dedicarse a los fósiles del Plata. Triangula entre Londres, Issoire y Bs As. En uno de sus viajes, acepta un cargo público en Buenos Aires, dejando a su esposa y tres hijos en Issoire. Muere en 1861 acá.
Bravard conoce a Séguin cuando trabaja para el museo público de bs as. Seguin empieza a acompañarlo. Un día se pelean en una excavación, porque Bravard no quiere que las cosas vayan a Francia, y entonces Seguin se separa, y excava por su cuenta, y vende colecciones a parís. Vuelve en 1861 para seguir excavando, en un viaje junto a Burmeister. El socio de confituras lo había estafado y no tenía mas plata, pero los fósiles se vendían igual de bien. Se va al desierto a buscar fósiles e información. Era una tarea dura e ingrata. Vive así haya que vuelve a Francia con su colección en 1867, y la presenta en la exposición universal de parís.
Quieren comprar la segunda colección, pero está el decreto que impedía la exportación libre de huesos, que eran para el museo de bs as. Burmeister dice que de no ser así, se perderían muchos tesoros útiles al museo, y trata de impedir que la colección salga del país. Pero con ayuda de gente del gobierno, Seguin puede ir a Francia con la segunda colección.
La colección se Seguin muestra muchas cosas: la prudencia de Gervais, que muestra reservas en admitir la asociación entre fauna extinta e instrumentos y restos humanos.
Burmesiter cuestiona los hallazgos de Seguin muchas veces, y denuncia el conflicto por la prohibición de exportar huesos. Seguin era parte del mercado de fósiles y antigüedades. Si bien se ve la preocupación de Burmeister por esto, a algunos miembros de la administración porteña no les importaba. Los coleccionistas locales no eran vistos como enemigos; eran gente de influencia en la política local. Estaban dentro del dominio de la ciencia.
Los que coleccionan para vender, sin títulos, por fuera de la red de sociabilidad política, eran los comerciantes, que podían incluirse o no en el dominio de la ciencia, según el momento.


El ingreso de la Argentina en la prehistoria
Congreso de Arqueología y Antropología Prehistórica de Bruselas de 1872. Burmeister hace una revisión de lo que se conoce: puntas de flecha y lanza en Bs As, Rio Negro, San Juan, y otras provincias. Introduce hallazgos de urnas del norte de Bs As. Agrupa los hallazgos según la procedencia y el tipo de objeto.
A pesar de su conocimiento general e arqueología, le dedica poco espacio dentro del museo público, y ninguno en los anales. Había colecciones de vasos y antigüedades peruanas. El catalogo lo publica Trelles interesado por numismática, exhumación y estudio de documentos.
Bahnson dice que los museos surgen por regalos, pero sin presupuesto un museo no puede desarrollarse dependiendo exclusivamente de la buena voluntad de los ciudadanos.


La llegada de Burmeister al Museo Publico señalo un nuevo impulso. Desentierra las colecciones que había dejado Bravard, por lo que se empieza a registrar crecimiento de las colecciones paleontológicas. Sepulta el florecimiento de la numismática en el museo.
Los monetarios del museo público tenían importancia; eran la sección (junto a zoología) que más había crecido antes de la llegada de Burmeister. Las monedas y medallas eran importantes para acceder a la historia colonial…
F. Moreno lo presenta Burmeister en el congreso de Antropología y Arqueología prehistórica de Estocolmo (1874)-
Moreno permite analizar la relación entre ciencia, Estado y practicantes de la ciencia en la Argentina a fines del s XIX.
No tiene estudios universitarios, viene de una familia de aseguradores y financistas, que le abre el acceso a circuitos para sus intereses científicos.
La amistad entre Moreno (padre) y el ministro Vicente Quesada, lo ayudo. Apoyo familiar + relaciones de patronazgo dentro de los grupos de la sociedad argentina importante para entender la ciencia del momento. Para Moreno son importantes los recursos familiares; le pagan viajes a Paris y la compra de bibliografía e instrumental.
Como para Ameghino y Bravard, la práctica de la ciencia es a modo de empresa familiar, buscando recursos del Estado para costear los emprendimientos que exceden a las posibilidades particulares.


Moreno discute con el milanés Pellegrino Strobel, profesor de geología de la UBA. Estuvo dos años en América del sur. Hace estudios geológicos. Considera inviable la distinción entre el periodo arqueolítico (piedra no pulida) y neolítico para el sur americano. Como no hay piedra pulida en Patagonia, no puede decirse que es de una época anterior a las localidades donde si había; además, parecían provenir de Perú. Pone a las industrias de Patagonia como contemporáneas de las andinas.


Moreno en cambio, sostiene que hay una edad Neolítica, incluso en Bs As y Patagonia, por evidencia de morteros, manos de moler, bolas, piedras planas, y objetos pulidos en valle del rio negro. Se preocupa por la adscripción temporal de lo que encuentra ahí. Para verificar la edad de la necrópolis, pregunta a poblaciones actuales, colonos e indígenas, pero las armas y cementerios no eran ni de contemporáneos ni de antepasados de ellos.
Realiza su colección de cráneos mintiéndole a la gente que le pregunta que hace (les dice que eran huesos tehuelches que habían muerto por epidemia de viruela. La mentira y los medios formaban parte de las estrategias para adentrarse en propiedades de los indios, y armar colecciones.
La no-relación entre los restos y los indios actuales es confirmada por testimonios de cronistas. Habla de una raza antigua. Moreno, como Strobel, se enfrenta a los problemas de semejanza de forma entre los instrumentos europeos y americanos, y de la falta de control estratigráfico. Dice que tienen edad paleolítica; niega la antigüedad cuaternaria.
Para Moreno podía agruparse los restos líticos según su edad y lo mismo con la cerámica, según su decoración (menos decorada= más antigua). Quiere desplazar el límite más al sur que San Luis.
Strobel quiere demostrar que las clasificaciones europeas no sirven a todo el planeta; sugiere lo ilusorio de pretender dos edades al sur de San Luis.


Moreno creía que Strobel decía que la línea geográfica de San Luis dividía las dos edades. Para moreno las edades se basan en diferencias tipológicas y decoración de cerámica.
Strobel usa “paradero” para designar acumulaciones prehistóricas de los restos de las costumbres (donde los antiguos tenían sus tolderías).
A diferencia de Strobel, Moreno hace intervenir un presente cargado de valoraciones negativas hacia los indios contemporáneos, insinuando perdida de capacidades, que eran evidentes en la talla de pequeñas armas neolíticas.
Como trasfondo esta la idea de que las tribus indígenas son etapas detenidas en la historia.


En Londres, Hudson informa de su colección de +200 instrumentos de piedra de Rio Negro. Lane Fox los describe y clasifica. También se planteaban en Europa el problema de la antigüedad.


Ernesto Quesada pública sobre el lugar del hombre en la naturaleza, y demuestra con su lectura de autores como ya se había aceptado la continuidad del hombre con el resto de los animales. En Europa ya se asocian esqueletos con sílex tallado y animales fósiles.
Para los prehistoriadores, la clasificación de restos óseos e industriales de América representaba un problema no tan igual al europeo.
Aunque se hubiera comprobado la asociación restos culturales / animal extinto, la similitud de instrumentos de indígenas contemporáneos a los del hombre prehistórico del viejo mundo creaba complicaciones. Genera preguntas sobre la antigüedad.
Los análisis de distribución geográfica y antigüedad se emprendieron con entusiasmo.




Capítulo V: El museo del suelo de la Republica
Los informes sobre hallazgos prehistóricos de comunicaban en revistas y congresos internacionales hasta la creación de instituciones científicas y educativas en Arg 1870. Córdoba, Tucumán, Buenos Aires y Entre Ríos centros de recopilación de información y formación de colecciones, que actuaron como fiscales de autenticidad de los restos.


En la segunda mitad de la década de 1870, en Buenos Aires, hay tres jóvenes escribiendo y publicando sobre el problema de la antigüedad del hombre: ESTANISLAO ZEBALLOS, FRANCISCO P. MORENO, y FLORENTINO AMEGHINO.
Zeballos: de Rosario, hijo de un teniente coronel, promotor de la fundación de la Sociedad Científica y del Instituto Geográfico Argentino. De los 3 jóvenes, es el único con educación universitaria: Colegio Nacional y UBA (derecho).
Moreno: publica sobre el tema en 1874 por primera vez.
Ameghino: en 1875.


En el norte del país, JUAN MARTIN LEGUIZAMÓN e INOCENCIO LIBERANI encuentran restos y ruinas de muy diferente tipo.
Leguizamón: hijo de un coronel y una dama (¿) se educo en córdoba y Bs As, y luego vuelve a Salta. 1863 se interesa por estudios anticuarios, antropológicos y arqueológicos; le interesan las antigüedades, el origen del hombre, la discusión darwiniana, etc.
Liberani: nace en Ancona, estudia en Roma Cs Nat. Llega al plata en 1873, profesor en Tucumán. Inicia un museo regional de historia natural. Vicepresidente de sección tucumana del instituto geog arg. Profesor de historia natural, fisiología, y más, en la escuela normal de Tucumán. Encuentra restos de fósiles y vestigios de una ciudad enterrada.
Onésimo Leguizamón, ministro, da instrucciones sobe que hacer.
La distinción entre los restos de un pasado de relevancia universal y aquellos típicos del carácter especifico del país, es una novedad; la paleontología/geología eran parte de la historia universal, pero las ciudades antiguas le dan singularidad a la historia del país, y permiten construir un centro de estudios local, como puede ser el Museo de Historia Natural de Tucumán. Leguizamón conoce las novedades de aruqeo europea, como la notoriedad que vuelven a cobrar Pompeya y Herculano.


Moreno señala que esos estudios tomaron al hombre civilizado, pero que había en los mismos sitios muchas capas, que indican civilizaciones progresivas.


Aspecto importante: las novedades despiertan suspicacias sobre su autenticidad; el mercado está lleno de falsificaciones. El ministro indica como registrar todos los datos para probar autenticidad: varias personas, actas, firma de los presentes, día, hora y procedimientos,
El museo no es un repositorio de objetos, sino centros de investigación, donde las piezas pueden recobrar el lugar ocupado en las ruinas, para entender su funcionamiento.


Gutierrez considera la expedición de Liberani como oficial, contrastándola con los viajes de Moreno y Zeballos.


En buenos aires, la Sociedad Científica Argentina, fomenta su propio museo de sinuoso destino y actuó como tribunal en casos de dudoso carácter científico.
Los coleccionistas delimitan su territorio y cimientan su credibilidad con el apoyo de las autoridades locales, profesores, coleccionista so naturalistas aceptados.
Ameghino era parte del grupo de coleccionistas y curiosos de Mercedes y Lujan.


Ameghino hijo de un zapatero de Génova instalado en Lujan. Colecciona fósiles. Hasta 1872 era un proveedor más de los museos europeos. En 1873 intercambia objetos por publicaciones. Envía a Bs As muestras de Gliptodontes y hombres asociados. Se basa en los escritos de Burmeister para clasificar e interpretar e hipotetizar.
Se va haciendo más conocido, y empieza a hacer excavaciones más formales con la ayuda de Ramorino.


La sociedad científica y el hombre prehistórico
1876 Ameghino presenta “El hombre cuaternario en la Pampa” donde quiere demostrar la existencia contemporánea del hombre cuaternario con los animales cuyos huesos ya habían llegado a Europa y América.
Recibía estimulo del profesor Ramorino, que en 1867 reemplaza a Strobel en la facultad de ciencias en Bs As. En 1875 muere, sin poder presentar el informe sobre los hallazgos de Ameghino.
Tenía apoyo de los diarios de Mercedes, buscar fósiles y al hombre prehistórico se combinaba con orgullo local, creación de un personaje de heroísmo pueblerino.


Se quiere hacer frente a la decadencia, a favor de una generación joven austera, sencilla, y educada. Las ciencias aparecen como ancla para evitar el desborde.
Ameghino invita a los miembros de la comisión a visitar los yacimientos.
Moreno como director del Museo Antropológico, desea visitar su colección. Zeballos también quería verla, pero ninguno de los dos va.
La soc científica estaba abierta a presencia de hombre fósil de las pampas. Pero en las pampas no hay cuevas, no se formaban los estratos como en cuevas.
Hacía falta que fuera asociación en terrenos seguros, y hecho por personas científicas o competentes. No alcanza para estar dentro de los círculos la adscripción a un museo como naturalista o proveedor.


Otros coleccionistas colaboran en la desacreditación de Ameghino. Ramón Lista, que quiere ganarse un nombre, dice que la autenticidad es sospechosa, como lo son los que excavan. Cuestiona la antigüedad de las cosas que encuentran.
La prensa quiere fomentar las buenas costumbres y la ciencia, reproducen el desafío en contra de las pretensiones de la iglesia.
La sociedad científica le pide al gobierno de la provincia que se asocie a los trabajos en un monumento antiguo, un cementerio.


Pico y Zeballos encuentran fragmentos de barro cocido al fuego en un médano de tierra en la pampa. Además, tienen huellas de arte, dibujos. Dicen que era una industria primitiva del imperio guaraní. Apareció un promontorio, con suelo “enladrillado” y muchos utensilios. Los investigadores se convencieron desde antes que iba a ser guaraní, y llevaban dos hipótesis: que era un simple paradero, o un cementerio. Excavan peones con palas. Encuentran los esqueletos que buscaban, y huellas de fogones. Extraen un esqueleto completo y lo llevan al museo de Zeballos, acompañado de huesos sueltos y muchos restos de industrias.
Importante afiliación a priori del monumento a la raza Guaraní, y la sinonimia establecida entre esta y el hombre prehistórico.
Los exploradores habrían asumido aquella recomendación del Congreso de Americanistas donde, en América, el hombre prehistórico equivale al hombre precolombino.
Dicen que el que exhumaron es el primero de las razas prehistóricas de Buenos Aires, de una gran antigüedad.
Zeballos y Pico comparan el monumento con los sambaquies de Brasil, los Terramares de Italia y los Kjokenmoeding de Dinamarca; cosa que los sorprende mas, dado el carácter “inmensamente más antiguo” de los vestigios europeos y brasileros.
Quieren que se continúen las excavaciones en el yacimiento, con la condición de que las reliquias no salgan de la Argentina, y que las investigaciones sean dirigidas por delegados de la Sociedad.
La Sociedad Científica de fines de 1870, ligada al gobierno de Bs As, actuó como uno de los espacios de sociabilidad que promovió el estudio de los tiempos prehistóricos. Sin embargo, adentro de ella había diferentes perspectivas e interpretaciones sobre los restos arqueológicos, basadas todas en la razón. Aunque sostuvieran visiones contrastantes, no eran irreconciliables. Intercambian ideas y objetos, confiando en el poder iluminador de la ciencia y el progreso (iluminismo).
Capítulo IX: Un tesoro enterrado en el Museo – Los precursores argentinos de la humanidad


Las ideas de Ameghino no dejaban de sonar internacionalmente. Proclamaba que el camino de la evolución humana puede encontrarse en los estratos del Cenozoico sudamericano. La cuna de la humanidad se encontraría en el mal llamado Nuevo Mundo. Para él los antepasados de los monos del Viejo Mundo habían llegado a través de puentes continentales que conectaban África y América del sur.
Las colecciones privadas de Ameghino eran importantes, y las visitaba muchos profesionales.
Los hermanos Ameghino – momento en que se plantean los problemas de: el trabajo de campo, la transferencia de datos, la resistencia para expandir la clasificación geológica del terciario a América del Sur, y la adopción de un lenguaje universal aplicable a todo el mundo. 1890 – 1910 serie de debates “controversia patagónica”. Algunos (museo de la plata) dicen que la evidencia de Ameghino era falsa; otros la discuten mucho, algunos llegaron a aceptarlas. PROBLEMA correlación de horizontes geológicos sudamericanos con los del hemisferio norte.
Disputa entre los Ameghino y Museo de La Plata modelo la exploración de la Patagonia como una guerra de equipos: hacen acusaciones personales, esconden los territorios analizados, etc. la información queda en privado.
1888 Ameghino exonerado del museo de LP, pone una librería, donde guarda su colección. Es un centro importante de estudio, en competencia con las instituciones oficiales.
Es una empresa familiar, la manejan como un emprendimiento privado. Hasta 1902 los Ameghino obtienen fondos de tres fuentes: políticos e instituciones de Córdoba, inversiones en propiedad y pequeña industria, y subsidios extranjeros.
El éxito de estos hermanos representa la debilidad de las instituciones locales, pero también la consolidación de un modelo de trabajo basado en una estructura cerrada de la mayoría de los individuos ajenos a la familia.
Florentino abre la sociedad “Ameghino, von Ihering & Co.”, combinando información de san Pablo y Patagonia.
Cuando Florentino se instala en el Museo Nacional, su hermano Carlos sigue haciendo excursiones como naturalista. Florentino frena la venta de fósiles, e intenta recuperar los que se habían llevado a Europa. Con toda la información hace trabajos más amplios, marcando las localidades fosilíferas.


La geología y la fauna de la Patagonia
Hasta los inicios de 1880, se consideraba que la geología de Patagonia era simple, solo con la formación patagónica.
A partir de 1880 se encuentra la fauna extinta y formaciones geológicas de distintos periodos.
Hasta 1890 no se sabe mucho, pero se tendía a creen que en el sur el ritmo de la evolución había sido más lento que en el norte. La Patagonia parecía un territorio inmutable. Se proclama como el repositorio de fauna extraordinaria, centro de origen de todos los mamíferos, incluido el hombre. Los Ameghino hacen 16 expediciones, y van interpretando todo.
Para Ameghino, los depósitos cretácicos de Argentina contenían los ancestros de casi todos los mamíferos del planeta. Detecta restos de unos primates pequeños, precursores de unos lémures extintos del Viejo Mundo, y de Hommunculidae del Terciario. Ancestros de los monos de ambos mundos, por consiguiente, del hombre. Creen que en Argentina vivieron los ancestros de los mamíferos de todo el mundo, que cruzan a África, Asia, Europa y América, para volver en el Cenozoico, totalmente transformados, a Argentina despojada de la fauna original. Comparan fósiles de todo el mundo, hacen dataciones relativas, tratan de reconstruir las relaciones entre continentes.
Las expediciones de Princeton discuten este esquema, en particular la secuencia y orden de estratos, y dicen que resulta de unos métodos de observación cuestionables de Ameghino.
Los franceses apoyan la secuencia y asociaciones faunísticas propuestas, pero NO la edad otorgada a los estratos.
Ameghino y von Ihering dicen que los hechos del sur no pueden encuadrarse en los esquemas y analogías acuñadas en el norte. Ameghino desafía la interpretación sobre evolución humana, y presenta una serie de ancestros sudamericanos del hombre. En 1884 propone un árbol filogenético (esta en la fotocopia – no lo encontré online) proponiendo ancestros hipotéticos. Era un ejemplo de su modo de clasificación.
En la primera década del s XX, los géneros hipotéticos se transforman en especies reales del nuevo mundo (Buenos Aires).
Ameghino define una misma especie, un verdadero precursor del hombre, de un metro de alto, y más parecido al hombre que cualquier otro conocido: el Tetraprothomo, que además, explica la presencia de tierra cocida en horizontes del Cenozoico. A von Ihering no lo convence. Otros restos, de Diprothomo platensis, además del anterior mencionado, surgían de depósitos de museos, no de estratos.
Hay muchos debates, y faltaba información de muchas zonas que no habían sido exploradas aun. Hubo diferencias de opinión sorprendentemente amplias. Había que contrastar las hipótesis, transferir datos de todo el mundo, era complicado, se agregaba el problema de la comunicación.


Naturalistas viajeros y trabajo de campo
Los manuales europeos de esta época no tratan el trabajo de campo. Ese conocimiento se transmitía de otra forma. Aparecen cursos de formación de naturalistas viajeros. Era un trabajo muy duro, que a veces hasta costaba la vida de los viajeros. Debían comunicarse con el centro con cartas y notas, fotografías, mapas.
En Francia, Se enseña que es lo que deben recuperar del campo, y la necesidad de laboratorio, como el lugar donde se concentran los conocimientos. Los viajeros eran entrenados para traer lo importante y abandonar el resto.
Esto contrasta con lo que dice Moreno en 1894, que no hay ningún objeto inservible.


Cada viaje se distingue por la información que ya tienen del área, mapas, informantes, etc.
El tema de que no se vuelva mucho sobre los sitios, más el ocultamiento de la localización exacta de yacimientos, no ayuda a su credibilidad, ya que se podían inventar los datos.
El enviado de Princeton rata a Ameghino como un amateur, y hay acusaciones a su actitud poco profesional, similares a las que le hacen los de La Plata. Hatcher lo acusa de invertir las relaciones estratigráficas. El no veía los sitios en persona, hacia sus análisis basándose en los informes de su hermano, Carlos.
Había mucha competencia entre los Ameghino y el Museo de La Plata. Así como Moreno quería controlar el espacio del museo, Ameghino trata de controlar el acceso a los sitios de Patagonia, por lo que los publica con explicaciones ambiguas de donde se sitúan. Por esto pueden ser acusados de deshonestidad profesional.
Los accesos a las colecciones y al campo dependían de una estructura de la ciencia muy personalizada, en un contexto hostil a la investigación científica. Para proteger la ciencia y a las colecciones toman estas medidas, que paradójicamente los hacen alejarse de la ciencia.


Un complejo de opiniones subjetivas
El problema de la subjetividad reaparece frente a los antepasados sudamericanos humanos. Vuelve a surgir la pregunta de cómo juzgar la evidencia propuesta por una autoridad científica internacional, apoyada por algunos antropólogos. Intercambian publicaciones, le piden piezas para analizar, etc.
Cuando está muriendo Ameghino, Zeballos lo visita y le hace preguntas, discute sus ideas para uba publicación que nunca hace.
En Europa, estudiando las replicas, concluyen que es un error. Ameghino dice que hay que estudiarlos según métodos de morfología de mamíferos primitivos, no modernos.
Los argumentos de la controversia patagónica reaparecen casi en los mismos términos: la definición de las características morfológicas de los huesos y la autentificación del antropólogo y del geólogo trabajando en el campo, vuelven a ser condiciones para la aceptación de esos restos de hombre de antigüedad geológica.
Ameghino usa la observación directa más que los métodos mecánicos o de precisión; estos últimos son solo medio de comprobación.
Los antropólogos dicen que la morfología debía descansar en la estadística y procedimientos de medición.

El problema es que cada país usa distintos métodos, y si orientas mal el cráneo te da distintos resultados. Los métodos, instrumentos y convenciones se interpretaban de muchas maneras. Además, se trabajan a las copias como si fueran la pieza, lo cual también producía error. 

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