Argentina - Podgorny, I. El sendero del tiempo y de las causas accidentales. Los espacios de la prehistoria en la Argentina, 1850-1910. Prehistoria, Rosario. Cap 4, pp 107-128, cap 5, pp 129-150 y cap 9, pp 227-258.
Capítulo IV:
Los inicios de la antigüedad del hombre en Buenos Aires
Las Pampas y La
Patagonia por siglos contuvieron la posibilidad de una raza
gigantesca. En el siglo XIX se extraen fósiles gigantes. Su edad
despertó una controversia duradera. La aceptación del “hombre
cuaternario de las pampas”, contemporánea a esa fauna,… azarosa.
Resistencia mayor en
América del Norte. W.H. Holmes se opone a establecer en el nuevo
mundo periodos arqueológicos paralelos a los tecnológicos de
Europa, y niega la existencia de un hombre paleolítico en el
continente.
El francés Boule
estudia los instrumentos americanos y dice que las formas son muy
similares a los del paleolítico europeo. Se diferencian por la
naturaleza de la roca.
Visita un yacimiento
en Delaware y dice que la topografía y estratigrafía es similar a
la de Francia. No duda que tuvieran fauna fósil, del pleistoceno,
con instrumentos cuaternarios, paleolíticos.
Los franceses
aceptan la antigüedad de los hallazgos sudamericanos, y la búsqueda
del origen del hombre aquí.
En argentina, el
interés por la arqueología prehistórica no puede separarse de la
formación de colecciones paleontológicas, y el debate por la
antigüedad de la formación Pampeana.
Primeras colecciones
prehistóricas argentinas son de fines de 1850: a partir de hallazgos
de Boucher de Perthes, los buscadores de fósiles encuentran
vestigios que generan polémica por la edad y autenticidad.
Antigüedad del
hombre sudamericano
momento de esplendor en 1870 y ppio de 1880.
Pero la
paleontología de mamíferos fue importante hasta 1910, cuando la
posibilidad del hombre terciario empieza a ser agitada por Ameghino.
Problema de los
cultores locales de la antropología, paleontología y arqueología
prehistórica: unir en una misma clasificación los vestigios de la
posible existencia de una humanidad cuyos restos concretos (los
huesos de los individuos) no aparecían, o no aparecían junto a los
restos de vida cotidiana, del arte y cultura.
“la antigüedad
del hombre” se instalo como tema en la sociedad científica porteña
a mitad del siglo XIX. Antes: Pedro de Angelis (1840) transacciones
fosilíferas privadas. No genera mayores emprendimientos hasta 1864
cuando Burmeister, director del Museo Público de Bs As, comenta que
junto a los animales antediluvianos habría habido hombres
antediluvianos.
Burmeister distingue
entre hechos probados y “vanas hipótesis” (las de Huxley). Ósea,
que la remota antigüedad del hombre era un argumento acreditado
científicamente, pero no lo era la idea de que el hombre no es otra
cosa que la prole del mono, es decir, la aplicación al hombre de la
teoría de Darwin.
En Patagonia, en el
Plata y en el antiguo Tucumán, aparecen “reliquias de
insignificante apariencia y de despreciable exterior” (Zeballos),
que merecieron atención.
Entre las
colecciones de fósiles de las Pampas vendidas por Francois Séguin
al museo de parís, aparecen huesos humanos, asociados a especies
extintas.
El confitero y el
ingeniero de minas de Auvernia
Séguin trabajaba de
confitero en Francia e Italia, después va a Brasil, y después a
Buenos Aires en 1843. Para 1853 (caída de Rosas) se retira, con una
pequeña fortuna, y comienza a comprar y vender propiedades y
fósiles. Conoce a alguien del lugar de donde era, el arquitecto
Pierre-Joseph-Auguste Bravard.
A Bravard le gustaba
la geología y la observación de campo. Es bueno examinando
estratos, restos animales, etc. Trabaja en minas, estudia rocas y
terreno, y restos de vertebrados fósiles. Compite y colabora con
otros coleccionistas (Abate Croizer, Jobert, etc.) para armar
colecciones, catálogos, y vender a establecimientos públicos o
coleccionistas privados. Es un doble sistema: circuito mercantil y el
circuito científico. Fines de 1820 Bravard se traslada a Paris.
Ayuda a recolectar datos para los sabios del museo. Su matrimonio en
1835 salva su futuro como naturalista. Es uno de los muchos amateurs
que con recursos familiares o de su ocupación principal, invierten
parte de su tiempo y dinero en la donación de colecciones. Su mujer
(Emma Bravard) también se interesa por los fósiles. Con la comuna
de 1848, rompe relaciones con el museo. Decide dedicarse a los
fósiles del Plata. Triangula entre Londres, Issoire y Bs As. En uno
de sus viajes, acepta un cargo público en Buenos Aires, dejando a su
esposa y tres hijos en Issoire. Muere en 1861 acá.
Bravard conoce a
Séguin cuando trabaja para el museo público de bs as. Seguin
empieza a acompañarlo. Un día se pelean en una excavación, porque
Bravard no quiere que las cosas vayan a Francia, y entonces Seguin se
separa, y excava por su cuenta, y vende colecciones a parís. Vuelve
en 1861 para seguir excavando, en un viaje junto a Burmeister. El
socio de confituras lo había estafado y no tenía mas plata, pero
los fósiles se vendían igual de bien. Se va al desierto a buscar
fósiles e información. Era una tarea dura e ingrata. Vive así haya
que vuelve a Francia con su colección en 1867, y la presenta en la
exposición universal de parís.
Quieren comprar la
segunda colección, pero está el decreto que impedía la exportación
libre de huesos, que eran para el museo de bs as. Burmeister dice que
de no ser así, se perderían muchos tesoros útiles al museo, y
trata de impedir que la colección salga del país. Pero con ayuda de
gente del gobierno, Seguin puede ir a Francia con la segunda
colección.
La colección se
Seguin muestra muchas cosas: la prudencia de Gervais, que muestra
reservas en admitir la asociación entre fauna extinta e instrumentos
y restos humanos.
Burmesiter cuestiona
los hallazgos de Seguin muchas veces, y denuncia el conflicto por la
prohibición de exportar huesos. Seguin era parte del mercado de
fósiles y antigüedades. Si bien se ve la preocupación de
Burmeister por esto, a algunos miembros de la administración porteña
no les importaba. Los coleccionistas locales no eran vistos como
enemigos; eran gente de influencia en la política local. Estaban
dentro del dominio de la ciencia.
Los que coleccionan
para vender, sin títulos, por fuera de la red de sociabilidad
política, eran los comerciantes, que podían incluirse o no en el
dominio de la ciencia, según el momento.
El ingreso de la
Argentina en la prehistoria
Congreso de
Arqueología y Antropología Prehistórica de Bruselas de 1872.
Burmeister hace una revisión de lo que se conoce: puntas de flecha y
lanza en Bs As, Rio Negro, San Juan, y otras provincias. Introduce
hallazgos de urnas del norte de Bs As. Agrupa los hallazgos según la
procedencia y el tipo de objeto.
A pesar de su
conocimiento general e arqueología, le dedica poco espacio dentro
del museo público, y ninguno en los anales. Había colecciones de
vasos y antigüedades peruanas. El catalogo lo publica Trelles
interesado por numismática, exhumación y estudio de documentos.
Bahnson dice
que los museos surgen por regalos, pero sin presupuesto un museo no
puede desarrollarse dependiendo exclusivamente de la buena voluntad
de los ciudadanos.
La llegada de
Burmeister al Museo Publico señalo un nuevo impulso.
Desentierra las colecciones que había dejado Bravard, por lo que se
empieza a registrar crecimiento de las colecciones paleontológicas.
Sepulta el florecimiento de la numismática en el museo.
Los monetarios del
museo público tenían importancia; eran la sección (junto a
zoología) que más había crecido antes de la llegada de Burmeister.
Las monedas y medallas eran importantes para acceder a la historia
colonial…
F. Moreno
lo presenta Burmeister en el congreso de Antropología y Arqueología
prehistórica de Estocolmo (1874)-
Moreno permite
analizar la relación entre ciencia, Estado y practicantes de la
ciencia en la Argentina a fines del s XIX.
No tiene estudios
universitarios, viene de una familia de aseguradores y financistas,
que le abre el acceso a circuitos para sus intereses científicos.
La amistad entre
Moreno (padre) y el ministro Vicente Quesada, lo ayudo. Apoyo
familiar + relaciones de patronazgo dentro de los grupos de la
sociedad argentina
importante para entender la ciencia del momento. Para Moreno son
importantes los recursos familiares; le pagan viajes a Paris y la
compra de bibliografía e instrumental.
Como para Ameghino
y Bravard, la práctica de la ciencia es a modo de empresa familiar,
buscando recursos del Estado para costear los emprendimientos que
exceden a las posibilidades particulares.
Moreno discute con
el milanés Pellegrino Strobel, profesor de geología de la
UBA. Estuvo dos años en América del sur. Hace estudios geológicos.
Considera inviable la distinción entre el periodo arqueolítico
(piedra no pulida) y neolítico para el sur americano. Como no hay
piedra pulida en Patagonia, no puede decirse que es de una época
anterior a las localidades donde si había; además, parecían
provenir de Perú. Pone a las industrias de Patagonia como
contemporáneas de las andinas.
Moreno en
cambio, sostiene que hay una edad Neolítica, incluso en Bs As y
Patagonia, por evidencia de morteros, manos de moler, bolas, piedras
planas, y objetos pulidos en valle del rio negro. Se preocupa por la
adscripción temporal de lo que encuentra ahí. Para verificar la
edad de la necrópolis, pregunta a poblaciones actuales, colonos e
indígenas, pero las armas y cementerios no eran ni de contemporáneos
ni de antepasados de ellos.
Realiza su colección
de cráneos mintiéndole a la gente que le pregunta que hace (les
dice que eran huesos tehuelches que habían muerto por epidemia de
viruela. La mentira y los medios formaban parte de las estrategias
para adentrarse en propiedades de los indios, y armar colecciones.
La no-relación
entre los restos y los indios actuales es confirmada por testimonios
de cronistas. Habla de una raza antigua. Moreno, como Strobel, se
enfrenta a los problemas de semejanza de forma entre los instrumentos
europeos y americanos, y de la falta de control estratigráfico. Dice
que tienen edad paleolítica; niega la antigüedad cuaternaria.
Para Moreno podía
agruparse los restos líticos según su edad y lo mismo con la
cerámica, según su decoración (menos decorada= más antigua).
Quiere desplazar el límite más al sur que San Luis.
Strobel quiere
demostrar que las clasificaciones europeas no sirven a todo el
planeta; sugiere lo ilusorio de pretender dos edades al sur de San
Luis.
Moreno creía que
Strobel decía que la línea geográfica de San Luis dividía las dos
edades. Para moreno las edades se basan en diferencias tipológicas y
decoración de cerámica.
Strobel usa
“paradero” para designar acumulaciones prehistóricas de los
restos de las costumbres (donde los antiguos tenían sus tolderías).
A diferencia de
Strobel, Moreno hace intervenir un presente cargado de valoraciones
negativas hacia los indios contemporáneos, insinuando perdida de
capacidades, que eran evidentes en la talla de pequeñas armas
neolíticas.
Como trasfondo esta
la idea de que las tribus indígenas son etapas detenidas en la
historia.
En Londres, Hudson
informa de su colección de +200 instrumentos de piedra de Rio Negro.
Lane Fox los describe y clasifica. También se planteaban en
Europa el problema de la antigüedad.
Ernesto Quesada
pública sobre el lugar del hombre en la naturaleza, y demuestra con
su lectura de autores como ya se había aceptado la continuidad del
hombre con el resto de los animales. En Europa ya se asocian
esqueletos con sílex tallado y animales fósiles.
Para los
prehistoriadores, la clasificación de restos óseos e industriales
de América representaba un problema no tan igual al europeo.
Aunque se hubiera
comprobado la asociación restos culturales / animal extinto, la
similitud de instrumentos de indígenas contemporáneos a los del
hombre prehistórico del viejo mundo creaba complicaciones. Genera
preguntas sobre la antigüedad.
Los análisis de
distribución geográfica y antigüedad se emprendieron con
entusiasmo.
Capítulo V:
El museo del suelo de la Republica
Los informes sobre
hallazgos prehistóricos de comunicaban en revistas y congresos
internacionales hasta la creación de instituciones científicas y
educativas en Arg 1870. Córdoba, Tucumán, Buenos Aires y Entre Ríos
centros de recopilación de información y formación de colecciones,
que actuaron como fiscales de autenticidad de los restos.
En la segunda mitad
de la década de 1870, en Buenos Aires, hay tres jóvenes escribiendo
y publicando sobre el problema de la antigüedad del hombre:
ESTANISLAO ZEBALLOS, FRANCISCO P. MORENO, y FLORENTINO
AMEGHINO.
Zeballos: de
Rosario, hijo de un teniente coronel, promotor de la fundación de la
Sociedad Científica y del Instituto Geográfico Argentino. De los 3
jóvenes, es el único con educación universitaria: Colegio Nacional
y UBA (derecho).
Moreno: publica
sobre el tema en 1874 por primera vez.
Ameghino: en 1875.
En el norte del
país, JUAN MARTIN LEGUIZAMÓN e INOCENCIO LIBERANI
encuentran restos y ruinas de muy diferente tipo.
Leguizamón: hijo de
un coronel y una dama (¿) se educo en córdoba y Bs As, y luego
vuelve a Salta. 1863 se interesa por estudios anticuarios,
antropológicos y arqueológicos; le interesan las antigüedades, el
origen del hombre, la discusión darwiniana, etc.
Liberani: nace en
Ancona, estudia en Roma Cs Nat. Llega al plata en 1873, profesor en
Tucumán. Inicia un museo regional de historia natural.
Vicepresidente de sección tucumana del instituto geog arg. Profesor
de historia natural, fisiología, y más, en la escuela normal de
Tucumán. Encuentra restos de fósiles y vestigios de una ciudad
enterrada.
Onésimo Leguizamón,
ministro, da instrucciones sobe que hacer.
La distinción entre
los restos de un pasado de relevancia universal y aquellos típicos
del carácter especifico del país, es una novedad; la
paleontología/geología eran parte de la historia universal, pero
las ciudades antiguas le dan singularidad a la historia del país, y
permiten construir un centro de estudios local, como puede ser el
Museo de Historia Natural de Tucumán. Leguizamón conoce las
novedades de aruqeo europea, como la notoriedad que vuelven a cobrar
Pompeya y Herculano.
Moreno señala que
esos estudios tomaron al hombre civilizado, pero que había en los
mismos sitios muchas capas, que indican civilizaciones progresivas.
Aspecto importante:
las novedades despiertan suspicacias sobre su autenticidad; el
mercado está lleno de falsificaciones. El ministro indica como
registrar todos los datos para probar autenticidad: varias personas,
actas, firma de los presentes, día, hora y procedimientos,
El museo no es un
repositorio de objetos, sino centros de investigación, donde las
piezas pueden recobrar el lugar ocupado en las ruinas, para entender
su funcionamiento.
Gutierrez considera
la expedición de Liberani como oficial, contrastándola con los
viajes de Moreno y Zeballos.
En buenos aires, la
Sociedad Científica Argentina, fomenta su propio museo de sinuoso
destino y actuó como tribunal en casos de dudoso carácter
científico.
Los coleccionistas
delimitan su territorio y cimientan su credibilidad con el apoyo de
las autoridades locales, profesores, coleccionista so naturalistas
aceptados.
Ameghino era parte
del grupo de coleccionistas y curiosos de Mercedes y Lujan.
Ameghino
hijo de un zapatero de Génova instalado en Lujan. Colecciona
fósiles. Hasta 1872 era un proveedor más de los museos europeos. En
1873 intercambia objetos por publicaciones. Envía a Bs As muestras
de Gliptodontes y hombres asociados. Se basa en los escritos de
Burmeister para clasificar e interpretar e hipotetizar.
Se va haciendo más
conocido, y empieza a hacer excavaciones más formales con la ayuda
de Ramorino.
La sociedad
científica y el hombre prehistórico
1876 Ameghino
presenta “El hombre cuaternario en la Pampa” donde quiere
demostrar la existencia contemporánea del hombre cuaternario con los
animales cuyos huesos ya habían llegado a Europa y América.
Recibía estimulo
del profesor Ramorino, que en 1867 reemplaza a Strobel en la facultad
de ciencias en Bs As. En 1875 muere, sin poder presentar el informe
sobre los hallazgos de Ameghino.
Tenía apoyo de los
diarios de Mercedes, buscar fósiles y al hombre prehistórico se
combinaba con orgullo local, creación de un personaje de heroísmo
pueblerino.
Se quiere hacer
frente a la decadencia, a favor de una generación joven austera,
sencilla, y educada. Las ciencias aparecen como ancla para evitar el
desborde.
Ameghino invita a
los miembros de la comisión a visitar los yacimientos.
Moreno como
director del Museo Antropológico, desea visitar su colección.
Zeballos también quería verla, pero ninguno de los dos va.
La soc científica
estaba abierta a presencia de hombre fósil de las pampas. Pero en
las pampas no hay cuevas, no se formaban los estratos como en cuevas.
Hacía falta que
fuera asociación en terrenos seguros, y hecho por personas
científicas o competentes. No alcanza para estar dentro de los
círculos la adscripción a un museo como naturalista o proveedor.
Otros coleccionistas
colaboran en la desacreditación de Ameghino. Ramón Lista, que
quiere ganarse un nombre, dice que la autenticidad es sospechosa,
como lo son los que excavan. Cuestiona la antigüedad de las cosas
que encuentran.
La prensa
quiere fomentar las buenas costumbres y la ciencia, reproducen el
desafío en contra de las pretensiones de la iglesia.
La sociedad
científica le pide al gobierno de la provincia que se asocie a los
trabajos en un monumento antiguo, un cementerio.
Pico y Zeballos
encuentran fragmentos de barro cocido al fuego en un médano de
tierra en la pampa. Además, tienen huellas de arte, dibujos. Dicen
que era una industria primitiva del imperio guaraní. Apareció
un promontorio, con suelo “enladrillado” y muchos utensilios. Los
investigadores se convencieron desde antes que iba a ser guaraní, y
llevaban dos hipótesis: que era un simple paradero, o un cementerio.
Excavan peones con palas. Encuentran los esqueletos que buscaban, y
huellas de fogones. Extraen un esqueleto completo y lo llevan al
museo de Zeballos, acompañado de huesos sueltos y muchos restos de
industrias.
Importante
afiliación a priori
del monumento a la raza Guaraní, y la sinonimia establecida entre
esta y el hombre prehistórico.
Los exploradores
habrían asumido aquella recomendación del Congreso de Americanistas
donde, en América, el hombre prehistórico equivale al hombre
precolombino.
Dicen que el que
exhumaron es el primero de las razas prehistóricas de Buenos Aires,
de una gran antigüedad.
Zeballos y Pico
comparan el monumento con los sambaquies de Brasil, los Terramares de
Italia y los Kjokenmoeding de Dinamarca; cosa que los sorprende mas,
dado el carácter “inmensamente más antiguo” de los vestigios
europeos y brasileros.
Quieren que se
continúen las excavaciones en el yacimiento, con la condición de
que las reliquias no salgan de la Argentina, y que las
investigaciones sean dirigidas por delegados de la Sociedad.
La Sociedad
Científica de fines de 1870, ligada al gobierno de Bs As, actuó
como uno de los espacios de sociabilidad que promovió el estudio de
los tiempos prehistóricos. Sin embargo, adentro de ella había
diferentes perspectivas e interpretaciones sobre los restos
arqueológicos, basadas todas en la razón. Aunque sostuvieran
visiones contrastantes, no eran irreconciliables. Intercambian ideas
y objetos, confiando en el poder iluminador de la ciencia y el
progreso (iluminismo).
Capítulo IX:
Un tesoro enterrado en el Museo – Los precursores argentinos de la
humanidad
Las ideas de
Ameghino no dejaban de sonar internacionalmente. Proclamaba que el
camino de la evolución humana puede encontrarse en los estratos del
Cenozoico sudamericano. La cuna de la humanidad se encontraría en el
mal llamado Nuevo Mundo. Para él los antepasados de los monos del
Viejo Mundo habían llegado a través de puentes continentales que
conectaban África y América del sur.
Las colecciones
privadas de Ameghino eran importantes, y las visitaba muchos
profesionales.
Los hermanos
Ameghino – momento en que se plantean los problemas de: el trabajo
de campo, la transferencia de datos, la resistencia para expandir la
clasificación geológica del terciario a América del Sur, y la
adopción de un lenguaje universal aplicable a todo el mundo. 1890 –
1910 serie de debates “controversia patagónica”. Algunos (museo
de la plata) dicen que la evidencia de Ameghino era falsa; otros la
discuten mucho, algunos llegaron a aceptarlas. PROBLEMA
correlación de horizontes geológicos sudamericanos con los del
hemisferio norte.
Disputa entre los
Ameghino y Museo de La Plata modelo la exploración de la Patagonia
como una guerra de equipos: hacen acusaciones personales,
esconden los territorios analizados, etc. la información queda en
privado.
1888 Ameghino
exonerado del museo de LP, pone una librería, donde guarda su
colección. Es un centro importante de estudio, en competencia con
las instituciones oficiales.
Es una empresa
familiar, la manejan como un emprendimiento privado. Hasta 1902 los
Ameghino obtienen fondos de tres fuentes: políticos e instituciones
de Córdoba, inversiones en propiedad y pequeña industria, y
subsidios extranjeros.
El éxito de estos
hermanos representa la debilidad de las instituciones locales, pero
también la consolidación de un modelo de trabajo basado en una
estructura cerrada de la mayoría de los individuos ajenos a la
familia.
Florentino abre la
sociedad “Ameghino, von Ihering & Co.”, combinando
información de san Pablo y Patagonia.
Cuando Florentino se
instala en el Museo Nacional, su hermano Carlos sigue haciendo
excursiones como naturalista. Florentino frena la venta de fósiles,
e intenta recuperar los que se habían llevado a Europa. Con toda la
información hace trabajos más amplios, marcando las localidades
fosilíferas.
La geología y
la fauna de la Patagonia
Hasta los inicios de
1880, se consideraba que la geología de Patagonia era simple, solo
con la formación patagónica.
A partir de 1880 se
encuentra la fauna extinta y formaciones geológicas de distintos
periodos.
Hasta 1890 no se
sabe mucho, pero se tendía a creen que en el sur el ritmo de la
evolución había sido más lento que en el norte. La Patagonia
parecía un territorio inmutable. Se proclama como el repositorio de
fauna extraordinaria, centro de origen de todos los mamíferos,
incluido el hombre. Los Ameghino hacen 16 expediciones, y van
interpretando todo.
Para Ameghino, los
depósitos cretácicos de Argentina contenían los ancestros de casi
todos los mamíferos del planeta. Detecta restos de unos primates
pequeños, precursores de unos lémures extintos del Viejo Mundo, y
de Hommunculidae del Terciario. Ancestros de los monos de ambos
mundos, por consiguiente, del hombre. Creen que en Argentina vivieron
los ancestros de los mamíferos de todo el mundo, que cruzan a
África, Asia, Europa y América, para volver en el Cenozoico,
totalmente transformados, a Argentina despojada de la fauna original.
Comparan fósiles de todo el mundo, hacen dataciones relativas,
tratan de reconstruir las relaciones entre continentes.
Las expediciones de
Princeton discuten este esquema, en particular la secuencia y orden
de estratos, y dicen que resulta de unos métodos de observación
cuestionables de Ameghino.
Los franceses apoyan
la secuencia y asociaciones faunísticas propuestas, pero NO la edad
otorgada a los estratos.
Ameghino y von
Ihering dicen que los hechos del sur no pueden encuadrarse en los
esquemas y analogías acuñadas en el norte. Ameghino desafía la
interpretación sobre evolución humana, y presenta una serie de
ancestros sudamericanos del hombre. En 1884 propone un árbol
filogenético (esta en la fotocopia – no lo encontré online)
proponiendo ancestros hipotéticos. Era un ejemplo de su modo de
clasificación.
En la primera década
del s XX, los géneros hipotéticos se transforman en especies reales
del nuevo mundo (Buenos Aires).
Ameghino define una
misma especie, un verdadero precursor del hombre, de un metro de
alto, y más parecido al hombre que cualquier otro conocido: el
Tetraprothomo, que además, explica la presencia de tierra
cocida en horizontes del Cenozoico. A von Ihering no lo convence.
Otros restos, de Diprothomo platensis, además del anterior
mencionado, surgían de depósitos de museos, no de estratos.
Hay muchos debates,
y faltaba información de muchas zonas que no habían sido exploradas
aun. Hubo diferencias de opinión sorprendentemente amplias. Había
que contrastar las hipótesis, transferir datos de todo el mundo, era
complicado, se agregaba el problema de la comunicación.
Naturalistas
viajeros y trabajo de campo
Los manuales
europeos de esta época no tratan el trabajo de campo. Ese
conocimiento se transmitía de otra forma. Aparecen cursos de
formación de naturalistas viajeros. Era un trabajo muy duro, que a
veces hasta costaba la vida de los viajeros. Debían comunicarse con
el centro con cartas y notas, fotografías, mapas.
En Francia, Se
enseña que es lo que deben recuperar del campo, y la necesidad de
laboratorio, como el lugar donde se concentran los conocimientos. Los
viajeros eran entrenados para traer lo importante y abandonar el
resto.
Esto contrasta con
lo que dice Moreno en 1894, que no hay ningún objeto inservible.
Cada viaje se
distingue por la información que ya tienen del área, mapas,
informantes, etc.
El tema de que no se
vuelva mucho sobre los sitios, más el ocultamiento de la
localización exacta de yacimientos, no ayuda a su credibilidad, ya
que se podían inventar los datos.
El enviado de
Princeton rata a Ameghino como un amateur, y hay acusaciones a su
actitud poco profesional, similares a las que le hacen los de La
Plata. Hatcher lo acusa de invertir las relaciones estratigráficas.
El no veía los sitios en persona, hacia sus análisis basándose en
los informes de su hermano, Carlos.
Había mucha
competencia entre los Ameghino y el Museo de La Plata. Así como
Moreno quería controlar el espacio del museo, Ameghino trata de
controlar el acceso a los sitios de Patagonia, por lo que los publica
con explicaciones ambiguas de donde se sitúan. Por esto pueden ser
acusados de deshonestidad profesional.
Los accesos a las
colecciones y al campo dependían de una estructura de la ciencia muy
personalizada, en un contexto hostil a la investigación científica.
Para proteger la ciencia y a las colecciones toman estas medidas, que
paradójicamente los hacen alejarse de la ciencia.
“Un complejo
de opiniones subjetivas”
El problema de la
subjetividad reaparece frente a los antepasados sudamericanos
humanos. Vuelve a surgir la pregunta de cómo juzgar la evidencia
propuesta por una autoridad científica internacional, apoyada por
algunos antropólogos. Intercambian publicaciones, le piden piezas
para analizar, etc.
Cuando está
muriendo Ameghino, Zeballos lo visita y le hace preguntas, discute
sus ideas para uba publicación que nunca hace.
En Europa,
estudiando las replicas, concluyen que es un error. Ameghino dice que
hay que estudiarlos según métodos de morfología de mamíferos
primitivos, no modernos.
Los argumentos de la
controversia patagónica reaparecen casi en los mismos términos: la
definición de las características morfológicas de los huesos y la
autentificación del antropólogo y del geólogo trabajando en el
campo, vuelven a ser condiciones para la aceptación de esos restos
de hombre de antigüedad geológica.
Ameghino usa la
observación directa más que los métodos mecánicos o de precisión;
estos últimos son solo medio de comprobación.
Los antropólogos
dicen que la morfología debía descansar en la estadística y
procedimientos de medición.
El problema es que
cada país usa distintos métodos, y si orientas mal el cráneo te da
distintos resultados. Los métodos, instrumentos y convenciones se
interpretaban de muchas maneras. Además, se trabajan a las copias
como si fueran la pieza, lo cual también producía error.
Comentarios
Publicar un comentario