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SIST I - MALINOWSKI- La vida sexual de los salvajes- WEINER- Los trobriandeses de Papua Nueva Guinea

MALINOWSKI- La vida sexual de los salvajes- WEINER- Los trobriandeses de Papua Nueva Guinea
Malinowski trabajó en las islas Trobriand a principios del siglo XX. Weiner trabajó sobre la misma sociedad, pero 50 años después y desde una perspectiva teórica distinta.

Malinowski destaca que los trobriandeses se dividen en pueblos organizados en torno a jefes. En la sociedad Trobriand se algunos intercambios importantes asociados a la muerte, el kula. Malinowski reconoció que la mujer-madre-esposa ocupa un lugar destacado en esta sociedad, ya que esta última tiene una organización matrilineal, por la cual la línea materna transmite la herencia (el padre transmite la posición social a los hijos de su hermana) de las tierras, los privilegios, el prestigio y el nombre a los descendientes. Sin embargo, los jefes eran siempre hombres. Esto era logrado por el duro trabajo en la horticultura, los viajes interoceánicos, los casamientos con varias mujeres y otras actividades que generaban prestigio. Los hombres además concentraban gran cantidad de ñames (una de las bases de la alimentación), que circulaban entre ellos a través de rituales (por ejemplo el grupo matrilineal de la mujer todos los años tenía que proveer ñame al del esposo).
Tanto la mujer como el hombre tenían propiedades individuales: las primeras poseían bienes muebles, mientras que los segundos, bienes inmuebles, como la casa, de la cual era dueño, ya que se encontraba en su poblado.
Los Trobriand tenían un sistema de parentesco que combinaba la matrilinealidad y la patrilocalidad. Entre estos dos sistemas existían conflictos, dado el cariño que se desarrollaba entre padre e hijo y la pertenencia del hijo al clan de su madre (él es un extranjero en el clan de su padre, así como su padre es un extranjero en el clan de su mujer). Ej.: en una ocasión, el jefe de un pueblo tenía un hijo al cual otorgó una gran cantidad de privilegios dado el cariño que existía entre ellos. Cierto día, este hijo logró que uno de los sobrinos de su padre fuera preso. Ante este hecho, el sobrino heredero de su padre lo insultó y lo expulsó del pueblo. Por esta razón, el muchacho debió retirarse a la población donde se encontraban su madre y su tío, de quien él era heredero. En conclusión, a pesar de que las reglas prescriben que entre el hijo y su padre no existe vínculo alguno (al padre se le dice tama, esposo de la madre), la investigación demuestra que en la realidad sí existe y que, de hecho, genera conflictos.

Annette Weiner a partir de su propia investigación y los aportes de Malinowski reflexionó sobre la relación entre los hombres y las mujeres en este pueblo. Reconoció que a pesar de que los hombres podían acumular prestigio y poder, al morir, estos atributos se desvanecían junto con ellos, a menos que, las mujeres del grupo realizaran un rito de incorporación de su prestigio hacia los descendientes. Eran, entonces, las mujeres quienes podían prolongar, ya no sólo la vida individual, sino la existencia misma del grupo. El poder de ellas se vinculaba con su derecho a legar a sus descendientes sus tierras, prestigios e historias. Si bien Malinowski vio claramente la importancia de la mujer en Trobriand, su análisis no incorporó algunos elementos como el valor de ciertos bienes femeninos (las hojas de bananeros), la importancia de estos bienes en los rituales de duelo y la importancia política de estos rituales en los que participaban mujeres.
Weiner describe que, ante la muerte de un hombre, especialmente de un jefe, la sociedad se divide en dos, los miembros del matrilinaje del muerto (que llama propietarios), y el resto, que se transforman en trabajadores que deben sollozar, colorearse de negro, cortarse el pelo, cantar, enterrar (Malinowski niega la participación de los parientes que no son de la línea materna en el duelo). La muerte genera un ritual donde resulta evidente el papel de los hombres propietarios poseedores que juntan el producto que producen, los ñames (batatas), hachas de piedra y distribuyen estos valores a los trabajadores por su trabajo. Pero además advierte que al morir alguien de un matrilinaje las mujeres de ese matrilinaje reparten hojas de bananero a los otros grupos de parientes y personas con las que la persona difunta mantuvo relaciones. Es una forma de pago por haber reconocido el prestigio al muerto. Después de ellas, sus hermanos presentan y entregan objetos asociados a la masculinidad (bienes “duros”). Cuánto se daba y cuánto se recibía eran indicadores de prestigio y, además, eran las mujeres las encargadas de demostrarlo, crearlo, acumularlo y transferirlo a través de las generaciones. Las mujeres en definitiva aparecen como principales encargadas de la regeneración del matrilinaje. Pero existen límites a su poder: son sus hermanos quienes poniendo en circulación objetos masculinos restablecen las relaciones sociales y políticas que la muerte ha puesto en crisis.
Weiner afirmó que ese ritual estaba mostrando el lugar económico y político de la mujer en la sociedad trobriandesa.
La imagen que nos brinda esta antropóloga (incorporando a Malinowski), muestra a hombres y mujeres diferenciados (hacen trabajos distintos), valorados distintivamente, con una relación complementaria en algunos aspectos y también con ciertas desigualdades. Evidencia de esto es la oposición que le permite al hombre acumular prestigios enormes, pero que desaparecerán a su muerte y serán incorporados al grupo de sus parientes maternos, precisamente, a través de sus hermanas, las hijas de éstas y las hijas de las hermanas de su madre. Entonces, si bien las mujeres que no pueden ser jefes, capitalizan los prestigios del jefe y regeneran la fuerza del matrilinaje producido por la muerte.

Malinowski realizó sus investigaciones desde una perspectiva funcionalista y en un contexto de situación colonial. Él omite el contexto en el cual se desarrolla la vida de los trobriandeses, ya que no hace referencia a la transformación que está sufriendo esta sociedad como consecuencia de la presencia entre ellas de colonias británicas. Como afirman Gledhill y Neufeld, esta “naturalización” de la situación colonial se encuentra presente en muchos antropólogos clásicos. Pero además, este antropólogo británico concibe a las sociedades que está estudiando como totalidades cerradas. Esto se debe al enfoque sincrónico que adopta el funcionalismo.
Por el contrario, Weiner se encuentra influida por perspectivas modernas y movimientos feministas. Ella, partiendo de categorías distintas en torno al poder y la relación de desigualdad entre los sexos-géneros (básicamente en una mirada que no los restringe a las instituciones formales de su ejercicio), nos muestra distintas formas de mirar, y ejemplifica lo que estas miradas pueden ver si atendemos a las sutiles formas que asumen las prácticas y relaciones sociales.
En el trabajo de Weiner aparece también la intención (a la que otros autores ya leídos como Gledhill, Weiner hacen referencia) de no aplicar mecánicamente a otras sociedades las categorías de occidente.


Además de señalar la distancia entre ambas miradas, nos proponemos identificar sus puntos de continuidad. En este sentido es importante atender a una aclaración que Weiner realiza al principio del libro: su contrapunto con Malinowski, esta lejos de abonar a las perspectivas relativistas que niegan la posibilidad de un conocimiento riguroso y científico de la realidad social (en tanto cada interpretación seria parte de una perspectiva subjetiva incomparable con otra). Por el contrario Weiner afirma el carácter acumulativo y colectivo del conocimiento. Weiner no refuta a Malinowski, se basa en el, toma como punto de partida gran cantidad de sus afirmaciones, profundiza incluso en la misma línea de análisis, pero señala si, algunas prácticas y formas de representación simbólica cuya importancia no fueron totalmente consideradas por este autor. Significativamente esas prácticas y formas simbólicas se asocian a costumbres y ritos donde se manifiesta el poder de las mujeres en la sociedad Trobriand. Aquí enlazamos con el siguiente objetivo que hace a las cuestiones específicas de la unidad.

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