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TAC - Binford – Arqueología como Antropología.

5.3.1 Binford – Arqueología como Antropología.

Objetivos de la Antropologia:
  • busca explicitar [to explicate]
  • explicar [to explain] la gama total de semejanzas y diferencias físicas y culturales que caracterizan a toda la dimensión espacio-temporal de la existencia humana

En estos dos objetivos de la Antropología, la Arqueología ha contribuido en lo que hace a la explicitación, pero no mucho (o nada) en lo que se refiere a la explicación.
¿Qué significa explicación? , explicación es simplemente demostrar una articulación constante de variables dentro de un sistema y medir la concomitante variabilidad entre las variables del sistema. Para Binford, los Arqueologos no aportan mucho de esto, porque creen que los datos arqueológicos como instertos en un marco sistémico de referencia. Entonces ven los datos arqueológicos como particularismos y ofrecen “explicaciones” en función más de acontecimientos específicos que de procesos
Estos arqueólogos presumen que los artefactos pueden ser tratados como “rasgos” iguales y comparables, independientemente de cuál sea su contexto funcional. Para Binford la explicación de las semejanzas y diferencias entre complejos arqueológicos debe ser expresada en función de nuestros conocimientos actuales acerca de las características estructurales y funcionales de los sistemas culturales.
¿Qué es la cultura? Para Binford la cultura es el medio extrasomático por el que el organismo humano se adapta y se interesa por todos los subsistemas del sistema cultural amplio que cumplan estas dos condiciones:
  • Que sean extrasomáticos, o sea que para su definición o modificación estructurales no dependan de procesos biológicos
  • Que su función sea adaptar al organismo humano –concebido genéricamente– a su ambiente total, tanto físico como social
Dentro de tal marco de referencia, resulta coherente que consideremos que la tecnología se relaciona íntimamente con la índole del ambiente (pero no como determinismo ambiental, ya que existe otra variable interpuesta: la cultura). Lo que va a plantear es que el estudio comparativo de sistemas culturales poseedores de tecnologías diferentes en ambientes similares, o de tecnologías similares en ambientes diferentes, constituye un importante método de lo que Steward llamó “ecología cultural” y es ciertamente un medio valioso para aumentar nuestra comprensión de los procesos culturales.
No debemos equiparar “cultura material” con tecnología; tampoco debemos buscar la explicación de las semejanzas y diferencias observadas en la “cultura material” dentro de un marco único de referencia interpretativo. Si bien no podemos excavar ideologías o sistemas sociales podeos llegar a una aproximación a la conducta. La estructura formal de los conjuntos de artefactos sumada a las relaciones contextuales entre los diversos elementos deben presentar –y de hecho lo hacen– un cuadro sistémico y comprensible del sistema cultural total extinto
Con esta línea de razonamiento es coherente afirmar que como arqueólogos debemos enfrentar el problema de separar los artefactos tecnómicos de otras formas de artefactos. “Tecnómico” hace referencia a los artefactos que poseen un contexto funcional primario en contacto directo con el ambiente físico
Otra gran categoría de artefactos recuperados por los arqueólogos pueden ser llamados sociotécnicos. Estos artefactos son los elementos materiales cuyo contexto funcional primario residía en los subsistemas sociales del sistema cultural total (por ej: la corona de un rey). Las diferencias y los cambios observables en los componentes sociotécnicos de conjuntos arqueológicos deben ser explicados con referencia a cambios estructurales en el sistema social y en función de procesos de cambio y evolución sociales.
Por lo tanto, los arqueólogos pueden contribuir inicialmente de modo sólo indirecto a la investigación de la evolución social
La tercera gran clase de elementos frecuentemente recuperados por los arqueólogos está constituida por los artefactos que pueden ser denominados ideotécnicos. Estos objetos tienen su contexto funcional primario en el ingrediente ideológico del sistema social: se trata de los elementos que significan y simbolizan las racionalizaciones ideológicas del sistema social y que, además, proporcionan el medio simbólico en el que los individuos están enculturados (por ejemplo las figuras de deidades). En esta serie de objetos, la diversidad formal –tanto en la complejidad estructural como en las clases funcionales– se relaciona por lo general con cambios en la estructura de la sociedad.
Para Binford los cambios en la distribución témporo-espacial de tipos estilísticos estarían relacionados con cambios en la estructura de los sistemas socioculturales, producidos sea a través de procesos de evolución in situ, sea por cambios en el ambiente cultural al que están adaptados los sistemas socioculturales locales. En este campo de estudios, los arqueólogos estamos en excelente posición para efectuar importantes contribuciones al campo general de la Antropología, pues podemos trabajar directamente en función de correlaciones entre la estructura de conjuntos de artefactos con tasas de cambio estilístico, direcciones de la difusión estilística y estabilidad de la continuidad estilística.

Como todo lo anterior no se entiende un carajo, va a explicar todo eso con un ejemplo. El ejemplo es el complejo de Cobre Antiguo. Este complejo es tomado como “degeneración” ya que durante el Arcaico se confeccionaban hermosos y mejores utensilios utilitarios de cobre, y durante la época Woodland inicial y media, el cobre fue utilizado primordialmente para la producción de objetos utilitarios.
Lo primero que se cree de este complejo es que sin primordialmente tecnómicos (manufacturados para ser usados en directo contacto con el ambiente físico).
Para binford hay que analizar varias cosas de estos artefactos. Se dicen que son mas eficientes que los de piedra y hueso, pero la eficiencia adaptativa también debe ser examinada en función de la economía, o sea del gasto de energía frente a la conservación de energía. Como el cobre requiere ir a buscar la materia prima, extráela, transportarla, trabajarlo para sacar las impurezas, y todo eso, binford cuestiona la idea de que los utensilios de cobre habrían sido tecnológicamente más eficientes que sus equivalentes funcionales en piedra o en hueso.
Pero, en lo que respecta a la conservación del artefacto, parece bastante seguro que el cobre duraba más y que podía ser utilizado durante tiempo más largo. Pero, no hay dato alguno de que la materia prima haya sido reutilizada con cierta frecuencia luego de la rotura o del desgaste del utensilio. Cuando se halla utensilios de cobre en un contexto arqueológico primario, casi invariablemente forman parte de ajuares fúnebres.
Dado que la durabilidad puede quedar excluida como factor compensador, debemos deducir que los utensilios de cobre no resultaban tecnológicamente más eficientes que sus equivalentes funcionales en piedra o en hueso. Es por esto que Binford siguiere que tanto en la cultura Cobre Antiguo como en posteriores sistemas culturales más meridionales, el cobre habría sido utilizado principalmente para la confección de objetos sociotécnicos.
Va a hablar de las sociedades igualitarias y todo eso y las diferencias de estatus, lo importante es que concluye que en las sociedades igualitarias, los símbolos de status serían simbólicos de actividades tecnológicas cuya ejecución sobresaliente era premiada con incrementos de status. No son heredables y toda esas cosas que ya sabemos. Entonces en estas sociedades lo más normal es que lo que identifica este estatus, sea destruido tras la muerte del individuo.
Entonces, volviendo a los utensilios de cobre, se siguiere que los utensilios de cobre de la cultura Cobre Antiguo habrían tenido su contexto funcional primario como símbolos de status, logrado este último en un sistema cultural poseedor de un sistema igualitario de categorización de status. Para esto se basa en La forma tecnómica, la aparente falta de eficiencia tecnómica, la relativa escasez de los artefactos de cobre y su frecuente aparición en inhumaciones sugieren que su función primaria habría sido la de servir como objetos sociotécnicos. Propone asimismo que, con el aumento de la densidad de población, las presiones selectivas que alimentaban la comunicación simbólica del status (opuesta a la dependencia de reconocimientos de status personales sobre la base del desempeño de roles diferentes) habría bastado para producir la aparición inicial de una nueva clase de objetos sociotécnicos: símbolos de status que en su forma eran tecnómicos.
Además, añade que entre el Arcaico final y el Woodland inicial habría ocurrido un gran cambio estructural, probablemente en dirección de una base sencilla de clanes y mitades en cuanto a la integración social, a lo que habría correspondido una transformación en los sistemas de categorización de status y la obsolescencia de los antiguos medios materiales de comunicación de status.
Esta “teoría” explicativa tiene la ventaja de “explicar”:
  1. el momento de aparición del cobre (y, probablemente, de otros materiales “exóticos”) en el período Arcaico tardío
  2. la forma de los objetos de cobre
  3. sus relaciones contextuales observadas con frecuencia
  4. su desaparición, la que –de haber funcionado como objetos primordialmente tecnómicos– constituiría un “enigma”
  5. el uso del cobre en las posteriores –e indudablemente más complejas– culturas del este de Estados Unidos para confeccionar casi con exclusividad objetos “no utilitarios”

Para Binford mientras no comencemos como arqueólogos a pensar nuestros datos en función de sistemas culturales totales, muchos de esos “enigmas” prehistóricos quedarán sin explicar
Termina diciendo que “Como arqueólogos, al tener como nuestro “laboratorio” toda la extensión de la historia cultural, no podemos conservar nuestras cabezas teóricas enterradas en la arena. Debemos asumir plenamente nuestra porción de responsabilidad dentro de la Antropología. Ese cambio puede provocar un gran avance en el campo específico de la Arqueología y sin duda hará progresar la Antropología general.”


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