TAC - Nielsen 2006 POBRES JEFES: ASPECTOS CORPORATIVOS EN LAS FORMACIONES SOCIALES PRE-INKAICAS EN LOS ANDES CIRCUMPUNEÑOS
Nielsen
2006
[Etnohistoria-Marcos
de referencia-Andes circumpuneños]
Pobres
jefes: aspectos corporativos en las formaciones sociales Pre-Inkaicas
en los Andes Circumpuneños
El
periodo de Desarrollos regionales →
marcaría el surgimiento de formaciones políticas de una escala sin
precedentes para el área (ej. Construcción y administración de
sistemas de irrigación), a su vez el proceso estuvo acompañado de
disminución relativa de consumo de bienes asociados al “concepto”
de riqueza (objetos elaborados con materiales de alta calidad por
ej.). Se ha llegado a hablar de un “empobrecimiento
cultural”.
Esta
situación resulta desconcertante en términos del evolucionismo
cultural, porque mientras los patrones de asentamiento sugieren
aumento en la escala de integración política las tendencias en el
consumo de bienes parecen indicar una reducción en las diferencias
sociales. →
para el autor esta contradicción emana de la incapacidad
del modelo de “jefatura”
para aprehender la organización de las sociedades preincaicas de
esta región, y que las teorías
tipológicas neoevolucionistas son herramientas teóricas inadecuadas
para conceptualizar los procesos sociales ocurridos a lo largo de la
historia prehispánica en el área.
El
modelo de jefatura y su aplicación al noroeste argentino
Evolucionismo
cultural →
la variabilidad en la organización de los grupos humanos puede ser
reducida a un número limitado de tipos (rasgos sociales, políticos
y económicos), y el cambio es un cambio organizacional de las
poblaciones →
esto justifica el uso de grupos etnográficamente o
etnohistóricamente documentados como analogías para reconstruir la
organización de poblaciones extintas.
El
autor propone la investigación histórica como comprendiendo:
- La formulación de tipologías socioculturales casa vez mas acabadas.
- La identificación de los principios universales que rigen la transformación de un tipo de sociedad en otro.
El
modelo de jefatura como tipo organizacional es uno de los más usados
en el estudio del cambio social. En su versión actual se
caracterizaría del siguiente modo:
*Políticas
centralizadas y dotadas de desigualdad social institucionalizada que
integran a poblaciones del orden de miles o decenas de miles de
personas.
*El
jefe debe ejercer el control sobre la producción y/o distribución
de recursos económicos estratégicos, bienes de subsistencia y/o
riquezas→
fundamentando las desigualdades estructurales.
*Surgen
porque el liderazgo de los jefes contribuye al bien común →
coordinan defensas, administran obras de irrigación o cumulan para
redistribuir en tiempos de escasez.
*Resulta
crucial la habilidad de los jefes para lograr el control de la
economía. De este modo los líderes controlarían la producción de
bienes de subsistencia que sostenían a los guerreros y los
sacerdotes y controlarían la manufactura especializada de sus armas
y objetos simbólicos.
Este
evolucionismo cultural y su tipología ingresaron a la arqueología
del NOA en la década del 70’ desde entonces los esquemas
banda-tribu-jefatura y sociedad igualitaria-sociedad de rango han
operado como los principales marcos heurísticos que estructuran la
reflexión sobre el cambio social. Desde el comienzo el periodo de
Desarrollos regionales fue
asociado con sociedades tipo jefatura,
a partir de los siguientes fundamentos arqueológicos:
- La existencia de relaciones jerárquicas entre asentamientos-diferencias de tamaño- que sugieren un proceso de integración multicomunitaria.
- Variación en la funebria interpretadas como indicadores de desigualdad social.
Luego
se dan por supuestos
otros aspectos: que fueron formaciones políticamente centralizadas;
que el jefe y sus allegados mantenían un firme control de la
economía (caravaneo, artesanías especializadas, producción
agrícola) y que los asentamientos principales se organizaban según
modelos urbanos.
Las
formaciones sociales andinas del siglo XVI
Las
primeras formulaciones del modelo de jefatura se basaron en modelos
polinesios que encajan a la perfección en las tipologías
neoevolucionistas, no pasa lo mismo con las formaciones políticas
segmentarias africanas por ejemplo (complejas pero descentralizadas).
Los
europeos interpretaron las estructuras de liderazgo de los Andes en
base al modelo medieval, por eso la imagen de los curacas (jefes) es
similar a la de los señores feudales, y se alude a las formaciones
andinas como señoríos. Sin embargo la literatura indicaría una
orientación más bien corporativa
(Modo corporativo de acción política), con múltiples mecanismos
que regulaban el poder político restringiendo la acumulación
económica de los individuos de linajes particulares.
La
base de las formaciones segmentarias andinas estaba constituida por
el ayllu, grupo que se concebía como parientes por descender de un
antepasado común (real o mítico). Varios ayllus menores (grupos de
familia, confederaciones), podan formar poblaciones de miles,
incluyendo a más de un grupo étnico.
Los
Ayllus
se estructuraban, como organizaciones
segmentarias, con base a dos
lógicas indisolublemente ligadas: la territorial
y la de parentesco.
La primera anclada en la experiencia común de un lugar y en la
voluntad de defenderlo y administrarlo, también en la necesidad de
acceder a zonas productivas diferentes que en los Andes y la segunda
ligada a la consanguinidad.
En
cada nivel de la jerarquía segmentaria el poder político era
ejercido por una autoridad (ayllus menores-miembros de uno o dos
linajes-, mayores y confederación).
Los
principios propios de ciertos linajes encontraban su fundamento en el
segundo principio estructurarte, el del parentesco. Los recursos y
rangos que usufructuaba cada ayllu eran los que les correspondían
como descendientes de determinadas figuras ancestrales. Mediantes
ceremonias de investiduras las autoridades se posicionaban en ese
modelo cosmológico, convirtiéndose a ellas mismas en waq’as.
Esta
ideología sustentaba jerarquías
entre grupos más que entre
individuos. El poder corporativo obligaba a los que detentaban el
poder a hacer arreglos institucionales con los demás miembros del
grupo, ya que la selección de los curacas dependía de la elección
de un consejo de mayores que juzgaba las aptitudes de diversos
candidatos y porque las decisiones y movilización de excedentes
requerían del concurso de autoridades inferiores y superiores de la
jerarquía segmentaria y los pares. Esto limitaba el poder dentro de
los linajes. También el poder de los dirigentes estaba supeditado a
desarrollar una serie de funciones al servicio de la población
(administración, Justicia, coordinaciones la mano de obra +
obligación de los curacas a redistribuir excedentes y ser
generosos), lo que legitimaba el poder político.
Entonces,
nos hallamos a un espacio social organizado de acuerdo a los
principios corporativos
que difieren del modelo de jefatura:
*Unidades
mínimas dentro de las formaciones segmentarias mantenían el control
colectivo. El poder
requería consenso desde las
bases.
*Las
diferencias políticas
obedecían a grupos, no a
individuos.
*Las
jerarquías políticas se traducían en ventajas económicas ya que
justificaban formas de apropiación de recursos que estaban vedadas a
otros linajes. Pero la acumulación estaba regulada por obligaciones
de redistribuir y generosidad.
*El
poder de los curacas no
dependía
de la coacción hacia la comunidad mediante la fuerza, sino de la
adhesión colectiva a un orden
mítico corporizado en
símbolos, ritos y representaciones de los antepasados.
*La
verdadera riqueza
del curaca residía en la magnitud de la red
distributiva que articulaba y
el número de grupos
domésticos
que debían prestarle su fuerza
de trabajo.
*El
equilibro entre las distintas clases imponía un “eufemismo”
de las desigualdades como condición necesaria para su reproducción.
Un
ejemplo arqueológico: las plazas circumpuneñas ca. 1300 ADN
No
al método histórico directo. Nada de analogía con información
documental… ok?
El
conocimiento solo se puede lograr con la labor arqueológica de
inferir y contrastar hipótesis alternativas. Usando la etnohistoria
y etnografía
de los Andes como generadores
de hipótesis y marcos
de referencia para la
interpretación, probablemente más pertinente que los modelos como
el de jefatura (extraídos de casos de la polinesia).
El
periodo de desarrollos regionales (PDR) – 900-1450 AD- se ajustan
mejor a las expectativas generadas por el método etnohistórico que
a las propuestas de la literatura neoevolucionista.
Hay
diferencia de tamaños en los sitios de toda el área, y espacios
públicos bien definidos, lo que lleva a inferir la existencia de
jerarquías de asentamientos en las cuales ciertos sitios operarían
como centros de formaciones políticas que comprometerían a varias
comunidades menores.
En
el PDR →
cambio cuati y cuali en las estructuras sociales, instaurándose
principios corporativos de acción política, en alguna medida
análogos a los documentados por etnohistoria.
Los
amarillos (Quebrada de Humahuaca) y Lakaya (Bolivia) →
intensamente ocupados en los siglos XIII y XIV →
jerarquías, alto nivel de ocupación, complejidad en su estructura
interna.
Los
Amarillos
[Encuentran
de todo] Plataforma →
hacia el centro tres sepultura + equipos de inhalar alucinógenos,
vasijas, flechas, partes de corneta de hueso y fragmentos de textiles
de una o varias prendas, aparentemente decorados con cuentas de
malaquita, valvas marinas y spondylus y pequeñas laminas de oro. No
fue posible establecer detalles porque el contexto fue violentamente
cubierto con la ocupación inca posterior. (Los sepulcros de este
modo son excepcionales para la región).
Lakaya
Tres
sectores bien diferenciados: una fortaleza , defendida al oeste por
una doble muralla; laderas al este y el sur del promontorio con unas
300 torres de piedra de planta circular tipo chullpa; y un poblado
formado por poco mas de 200 viviendas.
En
el centro de la plaza se encontró un pozo con lados de piedra
similar al que ocupa el centro del complejo A de los Amarillos.
Discusión
Los
dos espacios mencionados se articulan en torno a representaciones de
los antepasados de carácter monumental (sepulcros sobre elevados y
torres chullpa). En los amarillos →
vinculación con ancestros indicada por los cuerpos y ofrendas →
similar a lo de Lakaya. Los paisajes regionales darían sustento
arqueológico a las hipótesis etnohistóricas referentes al papel
central que ocupada el culto de los ancestros en la reproducción del
orden político.
La
documentación histórica se refiere a monumentos con el nombre de
wankas, representaciones pétreas de la momia del antepasado o maqui.
Bajo
diferentes significados monumentales los antepasados se posicionaron
en la cúspide de las jerarquías socio-espaciales constituida a
partir del siglo XIII en los Andes Circumpuneños. La existencia de
tres monumentos en las dos plazas recuerda a las estructuras
tri-partitas de algunas fo0rmaciones políticas andinas que se
concebían como la unión de tres parcialidades jerárquicas, que
algunas fuentes relacionan con las etnocategorias collana, payan y
cayao.
En
el caso de lo encontrado en Los Amarillos, son bienes de prestigio,
tomados como indicadores de rango de los inhumados, y su distribución
diferencial se interpreta como expresión de la estructura
jerarquizada de las jefaturas.
Estos
contextos relacionan los artefactos con un complejo de símbolos
corporativos antes que con la ostentación personal de ciertos
dirigentes o al establecimiento de clausuras a partir del acceso
restringió a bienes codiciados. En el caso de los alucinógenos, si
bien restringido a unos pocos e su consumo, probablemente su
apropiación se habría realizado a titulo corporativo y habría
estado supeditado a las condiciones que sostenían la legitimidad de
la autoridad, conservando su carácter colectivo.
De
acuerdo al modelo etnohistórico las practicas funerarias no
apelarían al esoterismo sino a celebraciones publica de amplia
participación, que reforzaran los sentimientos de pertenencia a la
colectividad. El aparente “empobrecimiento”
de la cultura material podría estar relacionado con una orientación
corporativa asumida por el poder.
De este modo una segunda hipótesis seria la existencia del
comensalismo político
→
consumo de alimentos y bebidas eran aspectos regulares de las
actividades desarrolladas en los lugares públicos.
También
el estilo alfarero (jarras y vaso, fondo rojo, amarillo y crema) de
PDR son comunes en sitios de distintas jerarquías y función,
revelando su uso habitual en múltiples contextos, el consumo público
por ejemplo en la plaza de Lakaya.
La
aparición de estilos cerámicos para el PDR tardío en el siglo XIII
podría señalar un cambio en las prácticas contextos comunicativos
que afectaron a la cerámica y su significado social. Los diseños
podrían ser componentes de un código visual ampliamente compartido,
vinculado con el auto reconocimiento de una colectividad regional y
al fortalecimiento de su cohesión interna.
Si
bien hay similitudes también hay diferencias entre Los Amarillos
(sector central, ordenamiento jerárquico) y la plaza de Lakaya
(espacio más abierto y accesible, equilibrado en sus componentes.
Cuya utilización propiciaría una interacción más fluida y
simétrica entre los actores), lo que señalaría diferencias de la
distribución de poder entre las distintas regiones.
En
definitiva la existencia
instituciones corporativas NO determina que la formación social sea
igualitaria, solo define un
marco de referencia dentro del que los actores definen objetivos,
evalúan condiciones, negocian los recursos. Hay DIVERSIDAD en las
negociaciones.

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